El futuro de la sanidad pública

La sanidad pública en todo el mundo, se ha convertido en una masificación, ineficiencia en el gasto y en las infraestructuras, dilapidación de recursos junto a la falta de inversión. Generada por una parte, al crecimiento constante y exponencial de la población humada y la continua reducción de la tasa de mortalidad, y por otra parte, la mala gestión de los gobiernos sobre el gasto sanitario.

Para muchos, la solución esta en mejorar el sistema de salud a través de la colaboración público-privada, que en otra palabras, privatizar la sanidad pública. Los que defienden esta "colaboración" argumentan que se busca mantener un precio sostenible de los servicios, ya que si no se hace esto, se ofrecerán peores servicios públicos o incluso dejar de dar algunos.

Sectores que dependen de la sanidad pública

Curiosamente, la industria farmaceútica en España, en los tres últimos años les han recortado 3.500 millones de euros (supone el 30% del mercado farmaceútico en España) y han tenido que dejar a 5.000 trabajadores fuera del mercado, dicho sector se caracteriza por invertir casi 1.000 millones de euros en innovación, apuesta por la internacionalizacion, siendo ya el cuarto sector exportador con un valor de 10.000 millones de euros.

El mercado de seguros por su parte, han empezado a diseñar pólizas con coberturar prioritarias que son complementarias al servicio de la seguridad social, en países como España. El mejor cliente de este tipo de seguros, es el trabajador autónomo, desafortunadamente, el modelo laboral preferido actualmente por las empresas en el mundo y promovido por los organismos internacionales, el autoempleo.

Los hospitales privados son un gran negocio y van en auge, por ejemplo, tan solo en España, existen 462 hospitales privados y representan el 53% del total, disponen de 53.000 camas, un 32% de las que tiene el sistema sanitario público.

El verdadero problema social

El gran problema de la "colaboración entre lo público y lo privado" (privatización), el sector privado le paga el Estado, con los impuestos de los ciudadanos (que para eso son), pero por ser un servicio privado concertado (privado con fondos públicos), ya te cobran una diferencia. Por tanto, es normal que uno no quiera pagar ahora, por un servicio que antes era gratuito.

Pero es verdad, que si el sector público empezará a cobrar un extra por los servicios que no se consideran básicos, con el tiempo serían muy malos (o ya mismo lo son), la gente que puede pagar ese extra (existe ese otro problema, y los que no los pueden pagar qué? la respuesta es simple para el Estado: si no los pueden pagar lo sentimos mucho, pero aquí no le podemos atender), pagará por recibir un mejor servicio (el de una clínica privada, sin esperar, ni vueltas e intervención inmediata en caso de urgencia). Lo más grave, es la dejadez política, porque una vez que se vaya desprendiendo de la sanidad pública, llegará al punto, de no ofertar ningún servicio público, darle dinero al sector privado (subvencionarlo) y el sector privado cobre lo que le de la gana, como ya le hace con el agua, la luz, el teléfono, el gas, el transporte, etc. Esa es la triste realidad del mundo en el que vivimos, donde somos demasiados y ya vivimos mucho (y soñamos con vivir más o ser inmortales, aunque sea a través de un ordenador): Google: Nos podremos conectar a la nube directamente a través del cerebro.

Fuente: Actualidad Económica, Dossier: El futuro de la sanidad: cómo sumar lo público y lo privado. Marzo 2014, número 2741.

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