Cómo la corrupción afecta al crecimiento económico
La corrupción es considerada una fuerte restricción en el crecimiento y el desarrollo. La literatura académica, sin embargo, encuentra diferentes efectos de la corrupción en el desempeño económico.
Sin embargo, la corrupción ayuda a superar las limitaciones burocráticas engorrosas, prestación ineficiente de servicios públicos, y leyes rígidas (Huntington 1968, Lui 1985, Lein 1986), especialmente cuando las instituciones de los países son débiles y no funcionan bien (Acemoglu and Verdier 2000, Meon and Weill 2010).
Otros trabajos argumentan que la corrupción sólo reduce el rendimiento económico. Esto se debe a la búsqueda de rentas, un aumento de los costos de transacción y la incertidumbre, las inversiones ineficientes y la mala asignación de los factores de producción (Murphy et al. 1991, Shleifer and Vishny 1993, Rose-Ackerman 1997), que vienen de la mano con la corrupción.
Una tercera corriente, encuentra efectos ambiguos de la corrupción, los cuales se pueden ilustrar con respecto a las finanzas públicas en los nuevos estados miembros de la UE. Hanousek y Kocenda (2011) muestran que la reducción de la corrupción, aún si se aumenta o reduce la inversión pública, esta en función del país y de sus instituciones. Por otro lado, las mejoras en el entorno de la corrupción se asocian principalmente con el mejor desempeño fiscal (disminución en el déficit, así como de la deuda).
En un artículo reciente (Hanousek y Kochanova 2015), tratan de dar una explicación de los efectos divergentes que se encuentran en la literatura antes mencionada. Se examina si la corrupción burocrática, medida como la frecuencia de los pagos extraoficiales a funcionarios públicos para que hagan las cosas que deberían de hacer, con relación de los impactos del aumento de las ventas y la productividad del trabajo de las empresas en América Central y los países del Este de Europa.
Se encontró que las consecuencias ambiguas de la corrupción que se encuentran en estudios previos, podrían explicarse por efectos divergentes de la media y la dispersión de la corrupción. En particular, un mayor soborno, significa en realidad, una disminución tanto de las ventas reales y el crecimiento de la productividad laboral de las empresas. Por el contrario, una dispersión de soborno más alto de sobornos individuales, facilita los resultados de la empresa.
Esto implica que en los entornos de soborno locales más dispersos, la mayoría de las empresas que sobornan, reciben un trato preferencial de los funcionarios públicos, lo que les permite crecer rápido. Las empresas competidorras que no sobornan (o practican de manera menos frecuente el soborno) son probablemente más eficiente en la producción y el crecimiento y son mejores con el cumplimiento de las regulaciones burocráticas, de lo contrario serían desplazadas del mercado. En entornos de soborno menos dispersos, todas las empresas sobornan de una manera similar. En este sentido, el soborno actúa como un suplemento, o un aumento en los costos operativos que sólo impide el desempeño empresarial.
También se encontró que los efectos de la corrupción burocrática, son mayores en el caso del crecimiento de la productividad laboral, lo que sugiere que el soborno afecta la estructura del empleo de las empresas. En entornos altamente corruptos, las empresas probablemente emplean a un número no óptimo (mayor) de trabajadores debido a una mala asignación de talento, en concordancia con los hallado en Murphy et al. (1991) y Dal Bo y Rossi (2007).
Algunos empleados pueden participar en actividades improductivas como la búsqueda de formas de burlar las restricciones burocráticas. También puede darse el caso de que el gobierno local corrupto, no permite a las empresas despedir a los trabajadores con el fin de mantener las cifras altas de empleo en la región y los votantes leales. Sin embargo, las empresas que sobornan, y por tanto, tienen la oportunidad de obtener una ventaja competitiva (en entornos más heterogéneos) son capaces de ajustar la estructura del empleo a un nivel óptimo y aumentar la eficacia.
Este análisis empírico, demuestra un efecto doble de la corrupción burocrática sobre los resultados empresariales. Por una parte, la existencia de un cierto número de empresas, que el soborno aumenta el rendimiento agregado de empresa, que está en línea con la inferencia teórica de Acemoglu y Verdier (2000). Por la otra, la oportunidad de recibir los beneficios del soborno, puede ser una razón por la cual, la corrupción no desaparece a pesar de su efecto de restricción del crecimiento (Mauro 1995).
Una de las tareas posibles para los políticos, podría ser la mejora de la transparencia de las interacciones entre las empresas y los funcionarios públicos. Esto podría reducir el poder discrecional de las empresas y los funcionarios, reduciendo así, las ganancias preferenciales de la corrupción, y disminuir tanto la media y la dispersión de soborno. Fuente: How does corruption affect economic growth?
Lo anterior, que se desprende de un artículo de investigación académica, se puede contrastar con los resultados de la Encuesta sobre Fraude y Corrupción en Europa, Oriente Medio, India y África, titulada Fraud and Corruption – the easy option for growth? recoge la opinión de 3.800 empleados y directivos de empresas procedentes de 38 países, incluido España. Fue elaborado por la consultora Ernst & Young entre diciembre de 2014 y enero de este año.
En una clasificación liderada por los países donde los sobornos son lo más habitual, Croacia ocupa el primer puesto y España el número 13, por detrás de Grecia y por delante de otros como Egipto o Turquía. Dinamarca es el país considerado más ético para los negocios por todos los encuestados.
Una de las prácticas más habitual es la de los sobornos. Un 46% de los encuestados en España lo justifica si contribuye a la supervivencia del negocio, lo que ciñe más la encuesta al ámbito corporativo de la corrupción que al personal. El estudio no señala si las empresas conocen estas prácticas y las toleran o incluso las fomentan, aunque advierte que la presión por lograr objetivos sin cuestionar cómo se alcancen es un campo abonado a la corrupción. El 34% de los directivos españoles encuestados opta por obsequiar con regalos personales, un 31% por realizar regalos relacionados con ocio y un 16% se decanta por directamente por el pago en metálico.
Curiosamente, los directivos admiten vivir en un mundo bastante cínico si se tiene en cuenta que la mayoría no se cree la información que aporta su propia empresa. En su opinión, la presentación de los resultados empresariales suele ser otro de los objetos de "amaño" habituales en las compañías. Y más de la mitad de los directivos españoles (56%) perciben que en general las compañías reflejan unas cifras mejores de lo que en realidad resultan ser. La media en el conjunto de los países de Europa Occidental está por debajo de este porcentaje, alcanzando el 33%. Fuente: Sobornos y corrupción: el día a día para siete de cada 10 directivos.
Como se puede apreciar, los resultados de la encuesta, son coherentes con lo encontrado en Hanousek y Kochanova (2015), la corrupción esta ligada con las empresas menos competitivas.
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