La caída de la productividad en China
Después de la crisis financiera, el crecimiento total de la productividad de los factores de China (una medida de la rapidez con la que una economía aumenta la eficiencia con la que utiliza mano de obra y capital) comenzó a caer de repente, y ha permanecido bajo desde entonces:
Cuando el crecimiento total de la productividad de los factores se desacelera, un país sólo puede crecer aumentando su oferta de mano de obra y capital. Con la población en edad de trabajar de China en constante declive, y su oferta de mano de obra rural barata agotada, la expansión de la fuerza laboral no está disponible. Eso deja capital. Así, desde la crisis 2007/2008, China ha invertido recursos en inversión física, principalmente en bienes raíces e infraestructura. Sin embargo, sin ganancias de productividad, esta estrategia de uso intensivo de capital finalmente se traduce en rendimientos decrecientes. Como consecuencia, el problema ha sido que a partir del cambio de China, hacia un modelo de crecimiento basado en la construcción, ha actuado para frenar el crecimiento de la productividad, desviando recursos e inversiones hacia industrias y empresas ineficientes.
Por otra parte, China respondió aumentando los préstamos. Los grandes bancos del país son todos de propiedad estatal, y prestan cuando el gobierno les dice que lo hagan. Además, el gobierno utiliza varios tipos de política crediticia, especialmente las reservas obligatorias, para controlar las actividades del sistema bancario. A partir de 2012, los préstamos pasaron de los grandes bancos a los bancos en la sombra (shadow banking), especialmente los llamados productos de gestión de patrimonios y los préstamos confiados - vehículos de préstamo creados para ofrecer a los ahorradores altos rendimientos, pero también más susceptibles al colapso que los bancos convencionales.
¿Adónde se fue todo el dinero? Cuando el gobierno de repente les dice a los bancos y a los bancos en la sombra que presten dinero, no tienen tiempo para buscar empresas innovadoras que creen tecnologías de próxima generación o se aventuren en mercados de exportación de alto valor añadido. En cambio, envían el dinero a prestatarios familiares que siempre tienen hambre de capital financiero: gobiernos locales, empresas estatales, proyectos inmobiliarios e infraestructura.
En otras palabras, aunque muchos fuera del país todavía piensan que China depende de las exportaciones y se ha centrado en convertirse en el taller del mundo, ese período de su historia puede haber terminado. En cambio, es posible que China haya pasado a un modelo de crecimiento intensivo en capital basado en la demanda interna, la facilidad de financiación y los grandes proyectos de construcción de empresas estatales y localmente bien conectadas. Y eso, a su vez -como se sugiere en Bai et al. (2016) puede ser una gran razón para la desaceleración de la productividad en China.
El país se enfrenta ahora al inquietante fantasma de estar atrapado en la llamada trampa de los ingresos medios.
Resumen traducido al español del artículo: China’s Growth Machine No Longer Looks Unstoppable
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