La banca tradicional en América Latina y su desarrollo hacia el Fintech


Por más de 10 años, el término Fintech ha estado rondado entre nosotros. Con la pandemia de la covid-19 se ha acelerado la transformación digital en todos los sectores de la economía y el sector bancario no es la excepción. Sin embargo, la evolución de la banca hacia el Fintech, es sólo el primer paso en el nuevo desarrollo de los sistemas financieros.

En general, el término se refiere a la combinación de finanzas y tecnología, un mercado emergente que utiliza la tecnología para mejorar las actividades de la industria financiera. A partir de la crisis del 2008, las Fintech se convirtieron, para la gente joven, en una alternativa de fácil acceso a servicios financieros frente a la -no tan inclusiva- banca tradicional, donde la innovación de tecnología financiera ha traído consigo el desarrollo de nuevos modelos de negocio, aplicaciones, procesos o productos, con efectos considerables sobre los mercados financieros, las instituciones que operan en ellos y los servicios que ofrecen.

Actualmente, los bancos en América Latina continúan con el proceso de transformación de la banca física tradicional hacia una banca digital, con la reducción de personal y el cierre de sucursales donde, según las regulaciones de cada país, se podría generar una concentración bancaria (dificultando más el acceso a nuevos usuarios) o desarrollar más el sector Fintech, en ambos casos el objetivo es el mismo: fortalecer el sistema bancario. Pero si queremos hablar de desarrollar el sistema financiero, tenemos que hacerlo en términos de Fintech y no de concentración bancaria, que se convierte en un riesgo para el propio sistema bancario del país.

Algunas de las tendencias para el futuro de las Fintech, están relacionadas con la tecnología blockchain, los pagos a través de los smartphones, las microfinanzas, los préstamos P2P y la financiación colectiva o crowfunding. Donde se puede apreciar que la oferta de las Fintech busca cubrir la demanda de un acceso al financiamiento, rápido, flexible y de bajo costo. Al igual que en todas las nuevas tecnologías de la información, el Fintech no está libre de posibles claroscuros relacionados con la privacidad, la seguridad y sesgos del uso de la inteligencia artificial, pero no entraremos ahora en esa discusión, la cual, de momento, dejaremos para otro artículo en el futuro.

Algunas voces a favor de la banca tradicional y en contra de las Fintech, argumentan que la aparición y fomento de las Fintech debilitarían a los bancos, poniendo en riesgo la estabilidad del sistema financiero. Por ello, en algunos países (incluidos los de América Latina y el Caribe) han implementado el uso de sandboxes regulatorios, que es un entorno de pruebas de proyectos o iniciativas Fintech bajo la mirada de los supervisores. Sin embargo, la evidencia ha demostrado que, en realidad, las Fintech mejoran la estabilidad en los mercados emergentes. Un estudio reciente ha encontrado que la banca Fintech en China reduce de manera muy significativa el riesgo de crédito en los bancos de crédito comercial, también hay que destacar que el desarrollo de la banca Fintech en China, es más rápida en los bancos propiedad del estado que en la banca privada, lo cual explicaría por qué existe un buen canal de comunicación sobre el riesgo de crédito que ayuda a reducir las asimetrías informativas, mitigando así la existencia de riesgo moral y de selección adversa en el mercado de crédito. Precisamente, la existencia de información asimétrica en los mercados de crédito, es una de los principales determinantes de que exista racionamiento del crédito y préstamos con altos tipos de interés y/o una elevada exigencia de garantías.

En los últimos años, América Latina ha resultado ser un buen nicho para las inversiones y el desarrollo de las Fintech, y un buen ejemplo ha sido la reciente promulgación de la Ley Fintech en México, país líder de la región con mayor número de este tipo de empresas. Sin embargo, todavía queda mucho que hacer y uno de los retos que deberá enfrentar este ecosistema en la región, será el de contar con un marco regulatorio que facilite y fomente las buenas prácticas en torno a la tecnología financiera.

Si se plantea en América Latina la meta de contar con una regulación Fintech a la actual de las economías más desarrolladas, existen tres escenarios futuros para los próximos diez años, los cuales se describen a continuación.

El escenario optimista. Los países de América Latina y el Caribe, con el apoyo de los bancos multilaterales de desarrollo, cooperan entre sí, con el objetivo de avanzar hacia el desarrollo de un ecosistema Fintech con un marco regulatorio común. Este escenario, se sustenta en las lecciones aprendidas del pasado, donde los gobiernos nacionales son conscientes del valor y la importancia de la cooperación e integración regional como una forma de ganar ventaja competitiva frente a otros bloques económicos. La regulación Fintech está diseñada en consonancia con las Estrategias Nacionales de Inclusión Financiera y Educación Financiera de cada uno de los países. El crecimiento y consolidación del sector Fintech, genera una oferta y demanda de capital humano con habilidades digitales, que impulsa un mayor grado de penetración de la Inteligencia Artificial, tanto en el sector público como en el privado, ayudando así al desarrollo de la industria 4.0, la región se convierte en un bloque económico con un buen crecimiento y desarrollo económico en los próximos años.

Un escenario pesimista. Como consecuencia de la crisis económica generada por la pandemia de la covid-19, muchos países centran sus intereses sólo en la recuperación económica basada en mejorar los principales indicadores macroeconómicos (la inflación, el desempleo, el tipo de cambio, las tasas de interés, etc.) sin construir estrategias de mediano y largo plazo, apoyadas en políticas transversales que fomenten la innovación y la transformación digital de todo el sistema económico, como aquellas políticas que impulsan a las Fintech. Con América Latina dejando de lado en sus agendas, la integración de este tipo de políticas, las cuales no sólo coadyuvan a la inclusión financiera, sino que también crean nuevos nichos de mercado, que a su vez contribuyen al desarrollo del sistema financiero. Supondrá, en definitiva, la pérdida de una buena oportunidad para desarrollar nuevos nichos de mercado basados en tecnologías financieras, sumando así en la agenda, una tarea más entre el largo listado de pendientes de la región.

El escenario normal. Siguiendo la tendencia histórica que ha caracterizado a la región de América Latina y el Caribe, se continúa sin aprovechar los acuerdos comerciales existentes entre países de la región. Algunos pocos países destacaran frente al resto de sus vecinos, con el avance en sus Estrategias de Inclusión Financiera, que incluyen un marco regulatorio de las Fintech. Sin embargo, tanto estos países como el resto de la región, continuaran por debajo del promedio de las economías más desarrolladas. Los países que probablemente destaquen por contar con un marco regulatorio Fintech y de inclusión financiera, serán los siguientes. Por tamaño de su mercado, Brasil y México son los países a la cabeza en evolución de sus ecosistemas Fintech, le siguen Chile y Colombia, con una tendencia positiva en la consolidación en sus respectivas regulaciones. Por su parte, Argentina cuenta con todo lo necesario para sumarse a la revolución digital en la región (tamaño de mercado, tecnología y capital humano), va por buen camino si continúa con su estrategia de inclusión financiera y apuesta fuerte por seguir impulsando el desarrollo de su ecosistema de tecnología financiera. Finalmente, un jugador destacable sería Uruguay, un país que desde hace algunos años cuenta con una estrategia digital importante y que ha apostado por el desarrollo de capital humano en las empresas tecnológicas. Este año ha promulgado una ley que tiene como objetivo fomentar el emprendedurismo, y que tiene en cuenta el crowfunding como fuente de financiamiento de las empresas. Así, el país debería de seguir trabajando en esa línea y no echar la marcha atrás, en replantear una nueva estrategia de inclusión financiera que vaya en consonancia con sus políticas de fomento Fintech y de emprendedurismo.

Si hablamos de la probabilidad de ocurrencia de cada uno de los escenarios, el escenario normal es el que tiene la probabilidad más alta de que -más o menos- así se de la historia del desarrollo y evolución de las Fintech en la región. Les puedo asegurar que, si llega a existir alguna desviación en la narrativa propuesta, se deberá exclusivamente al abandono de la hoja de ruta de los gobiernos, determinado por los efectos negativos del peor escenario. Finalmente, el mejor escenario posee una baja probabilidad de ocurrencia, pero no por ello deja de ser improbable, ya que existen intereses de algunos países y apoyos institucionales a la idea de una hoja de ruta dirigida hacia una mayor integración de los países de la región. Sin embargo, la decisión final y el que se lleve a cabo, responde más a intereses políticos nacionales que a la toma de decisiones de políticas en concordancia con las tendencias internacionales.

Como citar esta entrada del Blog:

Zorrilla-Salgador, J.P. (2020). "La banca tradicional en América Latina y su desarrollo hacia el Fintech". Blog El Analista Económico-Financiero, 26/10/2020. Recuperado de [link post]


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