Disney compra Star Wars
El martes 30 de octubre nos enteramos que Disney adquiría Lucasfilm, y por ende, la franquicia de Star Wars.
Que no solo supone la compra de la mayor franquicia del cine, sino también una concentración de derechos, que suponen un poder económico en el mundo del cine.
La imagen (Tabla comparativa los 6 mayores estudios en Hollywood) como el contenido de esta entrada es tomada del artículo: La guerra financiera de las galaxias.
Con la compra de Lucasfilm por parte de Disney por 3.125 millones de euros, Hollywood se constriñe un poco más. Las seis majors —la media docena de estudios de cine con capacidad de producción y distribución de grandes taquillazos.
Este estudio es el único de las seis majors que no depende de una gran corporación, que tiene autonomía en sus decisiones económicas y artísticas. Y a su vez ha dado esa misma autonomía a las últimas compañías que ha adquirido, gracias al ojo de Robert A. Iger, presidente ejecutivo de la compañía, que llegó al cargo en marzo de 2005, tras la abrupta salida de Michael Eisner, el hombre que casi entierra al ratón Mickey Mouse.
En enero de 2006 Iger adquirió Pixar, el ya casi mítico estudio de animación que tanta guerra les había dado en taquilla, por 6.000 millones de euros. Aunque a priori el jefazo de Pixar era Steve Jobs, presidente ejecutivo de esa compañía y de Apple, en realidad ficharon el talento de John Lasseter, el creador de Toy story.
Iger siguió maquinando para encontrar más productos atractivos para los adolescentes, los principales compradores de entradas de cine de todo el mundo, y en verano de 2009 Disney volvió a hacer saltar la banca, al adquirir Marvel por 2.800 millones de euros. Si Warner estaba exprimiendo DC Comics, Disney necesitaba algo más que un ratón, un perro que lleva pantalones o un vaquero y un guerrero espacial de juguete. Y Marvel proporciona hasta 5.000 personajes con posibilidades de saltar a la gran pantalla. En el acuerdo, una condición: ninguno de los personajes de la editorial de comics podrá verse alterado por órdenes de Disney.
Finalmente, otra razón para el matrimonio Lucasfilm-Disney: la pareja ya tenía sus escarceos comerciales en los parques temáticos, y una de las atracciones más populares en Disneylandia es Star tours. “Hay muchísimas oportunidades en Disney [el año pasado ingresó 31.529 millones de euros en todo el mundo] que no tendríamos con ningún otro estudio. Cuando estrené La guerra de las galaxias, Hollywood creyó que era el tipo de película que Disney debería haber hecho”, dijo ayer Lucas.
En el mundo Disney, las cadenas de televisión CBS y ESPN toman sus propias decisiones; Pixar decide sus pasos (incluso empuja a Disney a hacer una película tan desastrosa como John Carter); Marvel controla sus productos; y Lucasfilm, de la mano de Kennedy —y con Lucas como consultor creativo—, será casi independiente: en el acuerdo queda claro que todos sus trabajadores seguirán en sus puestos.
De forma indirecta, Lucasfilm entra en el selecto grupo de las seis majors. Los otras cinco han seguido vidas muy distintas. Columbia fue comprada por Sony, el gigante japonés del videojuego, la televisión y los productos multimedia; Warner es una de las patas del imperio Time Warner, con intereses en las telecomunicaciones; 20th Century Fox forma parte desde 1989 del imperio de Rupert Murdoch (hace solo tres meses firmaron un acuerdo para distribuir las películas de DreamWorks los próximos cinco años); Universal es en realidad NBCUniversal, bajo control de Comcast; y otro gigante, Viacom, compró Paramount en 1993, que tambien posee MTV y Nickelodeon. Por cierto, los nostálgicos de la vieja era aman por encima del resto de las majors a Paramount: es el único estudio que aún tiene sus oficinas centrales en Hollywood.
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