La crianza vista a través de las Neurocosas
Hoy en Colaboraciones Especiales, tengo el placer de compartirles un artículo escrito por la Dra. en Neurobiología Celular y Molecular por el CINVESTAV, Traudy E. Avila Schlottfeldt. Que nos habla sobre la importancia de la crianza en la infancia desde una perspectiva de las neurociencias, con el objetivo de proteger o evitar la violencia contra nuestros "pequeñines", y los efectos que esto podría tener no sólo a nivel social, sino también con la salud del individuo y respeto por el medio ambiente. Que lo disfruten:
Introducción
En 2001, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por recomendación del Comité de los Derechos del Niño, solicitó se realizara un estudio de la cuestión de la violencia contra los niños y niñas, y se presentaran recomendaciones para su consideración por los Estados Miembros, para que éstos emprendieran las acciones apropiadas. En Febrero de 2003, se le asignó la dirección de este estudio a Paulo Sérgio Pinheiro, y en Octubre de 2006, se presentaron los resultados al respecto, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. En el estudio se puede leer que en todas los Estados Miembro evaluados, ‘[...]muchas formas de violencia contra la infancia seguían siendo legales, autorizadas por el Estado y socialmente aprobadas, aceptando la violencia como “tradición” o disfrazándola de “disciplina[...]’ (1) . De los 193 Estados Miembros de la ONU, solo 16 prohíben todo castigo físico a los niños en todos los entornos, de tal suerte que, en todos los ámbitos en los que transcurre la niñez (el hogar, la escuela, los centros de trabajo, la comunidad y las instituciones de protección y de justicia) se pueden identificar tres formas de violencia generales: violencia física; violencia psicológica; y, violencia sexual.
Pero definamos ¿qué es la violencia? Según la Convención sobre los Derechos del Niño, en su Artículo 19, violencia es ’[...] toda forma de perjuicio, o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual[...]’ (2). Debido a la complejidad del concepto, la definición de ‘violencia’ resulta afectada por la influencia cultural, los distintos códigos morales para cada sociedad o bien por la evolución de las normas sociales -a través del tiempo- en las sociedades. (3) Por lo tanto, la palabra ‘violencia’ puede ser definida de muy diversas maneras, dependiendo del contexto histórico, político y social de la persona que la defina.
En el informe elaborado por Pinheiro, se señala que, ‘[...]si bien parte de la violencia contra los niños y niñas es cometida por extraños, la gran mayoría de los actos violentos son cometidos por personas que forman parte del entorno inmediato del niño o niña víctima: sus padres y la familia ampliada[...]’
La crianza y las neurociencias
Y aquí cobra importancia el estilo de crianza, la forma en cómo actuamos respecto al crecimiento y desarrollo físico, emocional e intelectual de nuestros pequeños: ¿Criamos nosotros a nuestros hijos; o, delegamos la crianza (y la Educación) al Estado? ¿Respetamos sus procesos madurativos en la crianza; o, imponemos -desde nuestra percepción adulta- los hitos del desarrollo que los infantes deben alcanzar, haciendo uso del refuerzo o de la extinción de una acción por medio del premio o del castigo? ¿Acompañamos -respetuosa y empáticamente- las necesidades de nuestros críos; o, les propinamos “correctivos adecuados” para “disciplinarlos”? ¿Nos involucramos en su mundo, o solo observamos, distantes, cada evento en su vida?
Al respecto, los avances en las Neurociencias han proporcionado un buen número de investigaciones que centran su atención en las consecuencias neurobiológicas del maltrato infantil, las cuales nos permiten sugerir que, es precisamente la crianza respetuosa y/o la crianza positiva la que favorece el correcto desarrollo de regiones en la corteza cerebral involucradas en: la empatía, el optimismo, la confianza en el otro, en la modulación de la memoria y el estrés, y en la regulación de la respuesta al miedo. En este sentido, Whittle y cols. en el 2014 (4) mostraron que, el volumen de la amígdala -una región cerebral asociada con la hipersensibilidad emocional y encargada de integrar información e inducir las respuestas autonómicas y conductuales asociadas al miedo- estaba relacionada directamente con los cuidados maternos, en donde, a mayor cuidado positivo materno, menor tamaño de la amígdala. Esto podemos entenderlo mejor de la siguiente manera: cuando nos involucramos con la crianza de nuestros hijos, un neuropéptido es secretado en nuestro cerebro, y se encarga (entre muchas otras actividades) de regular el apego entre padres-hijos, el cuidado parental, el reconocimiento y la exploración social. Ese neuropéptido se llama Oxitocina (conocida como la ‘hormona del amor’ o la ‘hormona pro social’). Si la oxitocina está presente en nuestro cerebro, ésta se encarga de atenuar la actividad de la amígdala.
La oxitocina, necesita unirse a una proteína receptora para ejercer sus efectos. A nivel genético, se ha estudiado una variante (una mutante) del gen que codifica para el receptor de oxitocina en individuos humanos, y se ha encontrado que aquellas personas que portan esa variante (rs53576, alelo G) son más empáticos, más optimistas y más confiados que aquellos que no la presentan. (5)
Maternidad consciente y crianza respetuosa
Si consideramos que lo que necesitamos para cambiar el destino de la humanidad es tener individuos respetuosos de la otredad, empáticos con sus congéneres y atentos a las necesidades de los más desvalidos, podemos inferir entonces que es justamente en el inicio de la vida de un individuo cuando más esfuerzos debemos procurar los seres humanos.
La ‘violencia no es una consecuencia inevitable de la condición humana’ (1) por lo tanto, somos nosotros los adultos, los encargados de tomar acciones responsables y conscientes al respecto. Es a través del conocimiento adquirido que podemos entender, analizar y transformar nuestra realidad.
Así, proteger o evitar la violencia contra nuestros niños y niñas, seguramente que tendrá un impacto positivo no sólo a nivel social (con ciudadanos respetuosos y capaces de ponerse en el zapato del otro), o a nivel de Salud Pública (con individuos más sanos emocional y psicológicamente), sino también en el ámbito Ambiental (con personas que reconocen en otras especies la importancia de su presencia en nuestro Planeta Tierra).
En mi propia experiencia, y considerando lo importante que es tener información sobre los temas asociados a la maternidad y a la crianza, me he aventurado a crear una página Web (Casa O.M.) una Fanpage en Facebook (Casa O.M.) que tienen como finalidad proporcionar herramientas para que los padres decidan qué camino tomar en estos dos grandes temas. Así, con la participación generosa de mujeres que se han formado y/o certificado como Asesoras de Lactancia, Doulas, Asesoras de Porteo, Madres de Día y Acompañantes de la Maternidad y la Crianza, he creado directorios con tarjetas de las profesionales en estos temas. Además, comparto pequeñas cápsulas en forma de tarjetas con fragmentos que considero relevantes de las formaciones a las que me he matriculado en los últimos dos años. De tal suerte que, si decides ir por el camino de la maternidad consciente y la crianza respetada, te invito a que visites ambos espacios virtuales y te hagas acompañar de esas personas que se han capacitado para que tú camino sea más empoderado.
Bibliografía
1.- Pinheiro, Paulo Sérgio. 2007. ‘Informe Mundial sobre la Violencia contra los niños y niñas’. UNICEF.
2.- Convención sobre los Derechos del Niño. 2006. UNICEF Comité Español. Imprenta Nuevo Siglo. España.
3.- Organización Panamericana de la Salud, Oficina Regional para las Américas de la OMS. ‘Informe Mundial sobre la violencia y la salud: resumen.’ 2002. Washington, DC.
4.- Whittle S, Simmons JG, Dennison M, Vijayakumar N, Schwartz O, Yap MBH, et al. 2014. ‘Positive parenting predicts the development of adolescent brain structure: a longitudinal study.’ Dev Cogn Neurosci. 8: 7–17
5.- Kumsta R, Heinrichs M. 2013. ‘Oxytocin, stress and social behavior: neurogenetics of the human oxytocin system.’ Curr Opin Neurobiol 23: 11–16.
Traudy Edith Avila Schlottfeldt
Madre de dos pequeños.
Bióloga por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP)
Maestra y Dra. en Ciencias, con la Especialidad en Neurobiología Celular y Molecular por el
Cinvestav-Zacatenco (Ciudad de México)
Ex-Catedrática de la Facultad de Ciencias Químicas de la UnACh (seis años)
Asesora de Porteo por ‘De Monitos y Risas’
Madre de Día por ‘La Pedagogía Blanca’
Experta en Maternidad y Crianza por ‘Maternidad Feliz, Crianza Respetada’
Formadora del Coaching Educativo por ‘La Pedagogía Blanca’.
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