¿Tienen sentido los remakes en el cine?

En general, para los que nos gusta el cine, los remakes, es prácticamente sinónimo de cómo echar a perder un filme clásico. Sin embargo, si tiene un sentido y es totalmente económico.

Es un hecho, que un remake supone una buena entrada de ingresos seguros en las taquillas de los cines (los fans de la original + los nuevos que no la conocen), el resultado dependerá de los costes de la película, menos los beneficios obtenidos de las taquillas.

Sin embargo, esta explicación que traigo a continuación, va más allá, y al menos yo, no lo había pensado, pero me parece una estrategia que justifica y explica mejor el porqué Hollywood apuesta por los remakes.


El próximo 22 de mayo los terrores imaginados por Tobe Hooper y Steven Spielberg en 1982 regresarán a las pantallas de cines en una nueva versión escrita y dirigida por el actor Joel Edgerton bajo la atenta mirada del maestro del terror Sam Raimi. En este remake del clásico, la atormentada familia Freeling cederá el terrible relevo a los Bowen para actualizar la conocida experiencia paranormal doméstica con la sofisticación que ha desarrollado el género en siglo XXI. Ante los anuncios de estas versiones la pregunta de los aficionados es constante: ¿son necesarias? La respuesta es rotundamente afirmativa. En términos artísticos, estos productos son “rescatadores de cultura popular”, descubriendo o recordando al público películas olvidadas entre los miles de títulos que se amontonan cada año en la cartelera. En el apartado económico las revisiones son “rescatadoras de catálogo”, permitiendo volver a poner en circulación los títulos originales que habitualmente son saga. De este modo durante el estreno en salas de la nueva Poltergeist las televisiones renovarán los derechos de antena, los DVD de la trilogía volverán a las tiendas y los Blu-Ray se enorgullecerán del metraje en HD digitalizado para la ocasión acompañado de documentales nunca antes vistos por el público. Las plataformas digitales de Vídeo a la Carta permitirán descargar las viejas películas ochenteras en tablets, Ipods, smartphones además de otros dispositivos contemporáneos.

En definitiva el revival es una práctica en la que audiencia e industria ganan y, en este caso, permitirá volver a invocar a Carol Anne (ahora Madison) hacia la luz. 

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