Baby Boom

Esta columna me parece muy interesante para pensar en el futuro inmediato y los sistemas de pensiones en el mundo, y como se puede analizar el mercado a través de la historia.

RANDOLPH REVOREDO CHOCANO

Diario de Avisos, Lunes 9 de marzo de 2009

La demografía se mueve lenta pero es la que más marca ritmos, cambios y corrientes de valores de una sociedad. Lo bueno es que por su lentitud permite hacer predicciones con buena probabilidad de acierto, lo malo es que son macrotendencias muy difíciles de cambiar; más o menos así recuerda Peter Drucker lo importante que es el análisis de la estructura de la población para anticipar cambios en el mar de fondo. Este hombre tiene el mérito de ser uno de los pocos intelectuales que acertó en la forma en que ocurrirían ciertos cambios en la sociedad que ahora vivimos. Hat tip, como se dice en la jerga bloguera.

La generación nacida entre los años cuarenta y tantos y sesenta es conocida como los baby boomers porque forman parte de una era en la que ocurrió una explosión demográfica sin precedentes en Estados Unidos, contagió al resto del mundo y que ha ido marcado el carácter del siglo veinte y del presente veintiuno.

Cuando explota la natalidad y hay más bebés que cualquier otro segmento de edad, las compotas, los pañales y demás marcan su gran entrada en el mundo de los productos de gran consumo; cuando los baby boomers eran niños aparece la televisión -signo distintivo de esa generación- como apabullante mass-media y de su mano entran en escena grandes revoluciones en el terreno del entretenimiento infantil: por ejemplo, es cuando nace la factoría Disney.

Cuando entran en la adolescencia y la universidad, aparece la píldora anticonceptiva, el movimiento hippie, el mayo francés, el rock, el Che. Normal. Es la era de la rebeldía. Cuando se incorporan en el mercado laboral Estados Unidos inaugura una de las eras más agresivas a favor de la iniciativa privada al tiempo que se generan las mayores innovaciones, sellos distintivos y fortunas (Bill Gates, Warren Buffett, Steve Jobs, etcétera), algo que dura hasta un poco más allá de la segunda administración de Clinton, cuando los primeros baby boomers comienzan a entrar en los sesenta años. Era que es inaugurada -no casualmente- por la aparición de la Viagra.

¿Alguien cree que los baby boomers no seguirán marcando el ritmo de la orquesta? En los próximos diez años las poblaciones europeas y americanas se parecerán al menos en algo: en que sus generaciones más importantes comienzan a tener los achaques de la edad, del clima, buscarán seguridad, cuidar su salud, mirarán al pasado, vivirán de sus recuerdos, etcétera.

Es relativamente fácil ver cómo el paso de esta generación a lo largo de las distintas etapas vitales ha dejado huella en la historia contemporánea. La gran empresa ve en este grupo un mercado grande y atractivo al que dirigirles productos y servicios y lo prefiere para destinarles recursos de investigación y desarrollo; por eso no es demasiado difícil afirmar que el terreno de la salud será uno de los que más atención comience a cobrar desde todos los puntos de vista: político, ideológico de atracción de recursos e incluso desde la innovación. Los baby boomers querrán tener garantizados el acceso a servicios de salud, por eso en Estados Unidos la reforma irá en ese camino.

Un agudo blogger llamado Long or short capital dice que si bien Barack Obama pone todo su empeño en establecer diferencias entre los ricos y los pobres, en penalizar la creación de fortuna sea ésta fácil o no, merecida o no, la realidad es que soluciones como el astronómico paquete de estímulo de su gobierno significa que para el próximo año cada americano recibirá, de cada dólar que ingrese, sesenta y cinco centavos provenientes de la administración pública. En realidad es la sentencia definitiva, según el blogger, de que las generaciones más jóvenes trabajarán pagando más impuestos, soportando más inflación, vivirán con una moneda depreciada y un país menos líder que antes, todo para mantener los ya envejecidos baby boomers. "Pagarán la factura de los excesos de sus padres", dice.

Esta injusticia y desigualdad intergeneracional ya la conoce bastante España cuando decidió crear masas enteras de plazas funcionariales para todo lo que moviera, resultando una generación de baby boomers europeos intocables, sin quererlo, un obstáculo -dos décadas después- para la incorporación de nuevas generaciones en el mercado laboral. Con lo que cuesta un catedrático de Universidad se pagan dos investigadores Ramones y Cajales (posdoctorales jóvenes con estudios en el exterior, seleccionados por su excelencia académica y muchas veces mejor cualificado que aquél). Ídem al resto de la cosa e instituciones públicas: jóvenes mejor preparados y portadores de innovación son infravalorados porque las generaciones mayores -progresivamente improductivas- tienen derechos laborales adquiridos. ¿Quién causa el mileurismo?

El liderazgo de la generación del baby boom es tan fuerte que desde los años cincuenta hasta hoy nadie puede ni ha podido librarse de ella. Es inevitable. Omnipresente. En 25 años, sobre 2035 más o menos, esa generación habrá pasado en su mayoría al otro barrio y será la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en que la humanidad sea capaz de ver el mundo sin la larga sombra que proyectaba sobre el resto del paisaje. Los adolescentes de ahora tendrán, aparte de la tremenda cruz que heredarán de sus mayores, una oportunidad única: la de ser los padres de una nueva saga; los hoy atontados consumidores de Playstation y defensores del lagarto de Risco Tonto serán los primeros quienes tendrán en sus manos el privilegio de crear una nueva explosión de natalidad. Y un nuevo ciclo.