Argentina y el riesgo de contagio en los mercados emergentes

La semana pasada, la moneda argentina moneda colapsó y siguió colapsándose incluso después de que su banco central elevó su tasa de interés clave a un desconcertante 60 por ciento. Una declaración de apoyo del FMI detuvo el sangrado en el momento, pero luego el FMI ya había prometido $ 50 mil millones en ayuda antes del colapso, por lo que es difícil tener mucha fe en que la pausa dure. Muchos expertos llaman a este momento aterrador un recordatorio de cuán rápido las cosas pueden salir de control en los mercados cuando la confianza financiera es siempre más frágil de lo que parece, y ... los peores escenarios tienen el hábito exasperante de hacerse realidad.

Si miramos otros mercados emergentes desde Turquía hasta Brasil, se podría observar cómo se siente el contagio:

Visualmente, pareciera una tendencia, pero hay que tener en cuenta que estos movimientos en las economías emergentes responden más al problema de que la Reserva Federal y otros bancos centrales de los países desarrollados están constantemente extrayendo las inversiones de los países en vías de desarrollo, están elevando las tasas de interés y eliminando la flexibilización cuantitativa. Eso significa que esta infección del mercado puede estar comenzando, y es importante tener en cuenta que cada uno de estos países tiene serios problemas, sin una solución obvia o salvadora (alta inflación, un alto déficit fiscal, etc.).

En lo personal, no creo que el contagio venga por la crisis en Argentina (un país como Uruguay si corre un riesgo de contagio por los problemas de sus vecinos -Argentina y Brasil- por el alto grado de dependencia entre estas tres economías. Lo mismo le sucede a México cuando va mal EE.UU., por una cuestión de cercanía y relaciones comerciales muy fuertes y dependientes entre sí), pero no considero que sea un riesgo de contagio para el resto de América Latina y el Caribe, ni el resto de economías emergentes, sino que tiene más que ver con los movimientos de los tipos de interés en EE.UU. y el movimiento de los inversores.

Sin embargo, no está de más, tener en cuenta que existen tendencias negativas en el entorno económico global y que hay que tomar las medidas necesarias para prevenir un nuevo descalabramiento a nivel global como ya sucedió en 2008. Los riesgos de contagio o crisis internacional no hay que negarlos, si no prevenir y mitigar los posibles efectos. Hay que adelantarse a los problemas, no esperar a que el problema ya está aquí y ya no hay nada que se pueda hacer.

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