El siguiente paso de la expansión china
Desde hace varias décadas, China ya introducía alrededor del mundo, productos "Hecho en China", productos de mala calidad y de muy bajo precio, que solían encontrarse en todos los mercadillos en las calles. Con el paso del tiempo, los productos chinos han ido reemplazando los productos artesanales nacionales, por copias o imitaciones mucho más baratas que las piezas originales hechas a mano y en del país.
Siguió pasando el tiempo, y empezaron a comprar deuda a Estados Unidos, siendo el mayor tenedor de la misma. Inician programas de cooperación internacional en África (una política de "yo te pongo, tú me vendes"), infraestructuras (hospitales, escuelas, etc.) a cambio de alimentos y materias primas. En la actualidad, dichos programas se terminarían expandiendo también en América Latina.
A partir, de la crisis económica mundial (2008/2009), aprovechan la oportunidad de ser de las economías con liquidez para invertir y empiezan a adquirir deuda de otros países por el mundo. Entre los favores a cambio, visados para empresas propiedad de chinos y entrada del mayor banco de China. Continua la penetración de la economía China en los mercados domésticos, a través de inversiones en empresas nacionales (por ejemplo, la empresa española Campofrío, los accionistas mayoritarios son un mexicano y los chinos).
Por si no fuera poco, en la actualidad, las marcas tecnológicas chinas, están desplazando a las mejores marcas en el mundo, son aparatos económicos y muy competitivos, y con una tecnología, que compite, iguala o supera a las mejores marcas del mercado a un precio inferior.
El siguiente paso, es el de las economías más desarrolladas, contratos internacionales para la construcción de infraestructuras (caminos y transportes, entre otras obras de mayor envergadura económica).
A continuación, se presenta la siguiente nota de prensa, acerca del expansionismo chino en este tipo de contratos. China logra su mayor contrato en el exterior con una línea férrea en Nigeria:
China sigue adelante con su llamada "conquista silenciosa" por todo el planeta. La compañía China Railway Construction Corporation (CRCC), de propiedad estatal, será la encargada de construir una línea ferroviaria de 1.402 kilómetros que recorrerá prácticamente toda la costa de Nigeria y unirá las ciudades de Lagos y Calabar. El contrato está valorado en unos 9.500 millones de euros (12.000 millones de dólares) y es el mayor logrado por una empresa china en el exterior En comparación, el AVE que empresas españolas construyen para unir las ciudades saudíes de Meca y Medina está valorado en 6.736 millones de euros.
El proyecto, beneficiará a los dos países. China se asegura exportar más de 3.000 millones de euros en equipamiento para la construcción del proyecto, que creará más de 200.000 empleos directos e indirectos. La empresa no es nueva en el continente africano: ha financiado proyectos de mantenimiento de líneas ferroviarias en Argelia, Tanzania, Zambia o Libia. Fuera de África, construyó junto a un consorcio turco la línea de alta velocidad que une Estambul con Ankara y una línea de metro en la ciudad de La Meca.
Se trata de la misma compañía que ganó el proceso de licitación del tren de alta velocidad desde Ciudad de México a Querétaro, un contrato que quedó anulado de forma fulminante por el propio presidente del país, Enrique Peña Nieto, tras las críticas despertadas por el concurso. China mostró su decepción por la paralización del proyecto, que instó a tratar las empresas chinas de manera "justa".
China, en su estrategia de animar a las empresas a buscar inversiones fuera de las fronteras del país, está apostando fuerte en el sector ferroviario y especialmente en la alta velocidad. El país cuenta con más de 11.000 kilómetros de líneas de este tipo construidas durante las dos últimas décadas y ahora quiere exportar su tecnología y experiencia al exterior.
El mayor mercado, sin duda, está en los países en desarrollo del sureste asiático, que cuentan con grandes necesidades de infraestructuras y poca financiación. Los proyectos estrella son la alta velocidad entre Kuala Lumpur y Singapur así como planes para unir ciudades en Vietnam, Tailandia o India.
El capital chino está abonando el terreno para ser el elegido en algunos de estos países. El presidente Xi Jinping encadena numerosas iniciativas para facilitar la financiación de proyectos de este calibre, como el Nuevo Banco de Desarrollo —más conocido como el banco de los BRICS— con un capital inicial de 50.000 millones de dólares o el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB), con la misma cantidad de fondos, claramente liderado por China y participado por India, Singapur, Vietnam o Filipinas. Durante la APEC, Xi dio un golpe de efecto al anunciar además una aportación de 40.000 millones de dólares a un fondo para reactivar las antiguas rutas de la seda, tanto terrestre como marítima. El capital se utilizará para "reducir los cuellos de botella de la conexión en el continente", dijo, lo que se interpreta como más dinero chino para autopistas, trenes o puertos en Asia Central y suroriental.
A continuación, se presenta la siguiente nota de prensa, acerca del expansionismo chino en este tipo de contratos. China logra su mayor contrato en el exterior con una línea férrea en Nigeria:
China sigue adelante con su llamada "conquista silenciosa" por todo el planeta. La compañía China Railway Construction Corporation (CRCC), de propiedad estatal, será la encargada de construir una línea ferroviaria de 1.402 kilómetros que recorrerá prácticamente toda la costa de Nigeria y unirá las ciudades de Lagos y Calabar. El contrato está valorado en unos 9.500 millones de euros (12.000 millones de dólares) y es el mayor logrado por una empresa china en el exterior En comparación, el AVE que empresas españolas construyen para unir las ciudades saudíes de Meca y Medina está valorado en 6.736 millones de euros.
El proyecto, beneficiará a los dos países. China se asegura exportar más de 3.000 millones de euros en equipamiento para la construcción del proyecto, que creará más de 200.000 empleos directos e indirectos. La empresa no es nueva en el continente africano: ha financiado proyectos de mantenimiento de líneas ferroviarias en Argelia, Tanzania, Zambia o Libia. Fuera de África, construyó junto a un consorcio turco la línea de alta velocidad que une Estambul con Ankara y una línea de metro en la ciudad de La Meca.
Se trata de la misma compañía que ganó el proceso de licitación del tren de alta velocidad desde Ciudad de México a Querétaro, un contrato que quedó anulado de forma fulminante por el propio presidente del país, Enrique Peña Nieto, tras las críticas despertadas por el concurso. China mostró su decepción por la paralización del proyecto, que instó a tratar las empresas chinas de manera "justa".
China, en su estrategia de animar a las empresas a buscar inversiones fuera de las fronteras del país, está apostando fuerte en el sector ferroviario y especialmente en la alta velocidad. El país cuenta con más de 11.000 kilómetros de líneas de este tipo construidas durante las dos últimas décadas y ahora quiere exportar su tecnología y experiencia al exterior.
El mayor mercado, sin duda, está en los países en desarrollo del sureste asiático, que cuentan con grandes necesidades de infraestructuras y poca financiación. Los proyectos estrella son la alta velocidad entre Kuala Lumpur y Singapur así como planes para unir ciudades en Vietnam, Tailandia o India.
El capital chino está abonando el terreno para ser el elegido en algunos de estos países. El presidente Xi Jinping encadena numerosas iniciativas para facilitar la financiación de proyectos de este calibre, como el Nuevo Banco de Desarrollo —más conocido como el banco de los BRICS— con un capital inicial de 50.000 millones de dólares o el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB), con la misma cantidad de fondos, claramente liderado por China y participado por India, Singapur, Vietnam o Filipinas. Durante la APEC, Xi dio un golpe de efecto al anunciar además una aportación de 40.000 millones de dólares a un fondo para reactivar las antiguas rutas de la seda, tanto terrestre como marítima. El capital se utilizará para "reducir los cuellos de botella de la conexión en el continente", dijo, lo que se interpreta como más dinero chino para autopistas, trenes o puertos en Asia Central y suroriental.
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