El DSM V
El DSM-TR (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 1952 primera edición figuraban 106 trastornos, en la cuarta edición figuran 283) es la guía que se utiliza para diferenciar lo que se considera enfermedad de que no, es por lo tanto la Biblia de la psiquiatría, y su clasificación tiene consecuencias jurídicas, sociales y económicas cruciales para su vida. El que una enfermedad esté o no codificada en el DSM determina que una aseguradora pague las facturas de un paciente, que una compañía farmacéutica haga ensayos clínicos sobre ella o la percepción social de una persona que lleva tal o cual etiqueta diagnóstica. De hecho, hasta que la tercera edición del DSM no la excluyó de su catálogo en los años ochenta, la homosexualidad siguió considerándose como enfermedad.
Para poder definir un trastorno mental se suele usar una conjunción de factores: en primer lugar, el sujeto afectado ha de tener percepciones anormales o atípicas; además, sus emociones, pensamientos o conductas han de ser injustificables y desproporcionadas respecto a su situación objetiva y, por último, su conducta debe de ser perturbadora para la sociedad.
El sufrimiento como baremo, si alguien tiene percepciones extrañas, reacciones desproporcionadas o falta de adaptación al medio y sufre, es muy probable que tenga un trastorno mental.
Según la OMS a nivel mundial mil millones de personas sufren trastornos psicológicos (se estima que en el mundo somos 6.615,9 millones de habitantes aproximadamente, estadísticamente hablando, una de cada 6 personas sufre algún trastorno psicológico).
Como el tema de la Gripe A, un estudio probó en 2006 que más de la mitad de los 170 responsables del DSM tenían lazos financieros ocultos con la industria farmacéutica, dado el peso económico que supone esta guía en la economía mundial.
Hay todo un debate “científico” sobre que se incluye y que no en esta guía, por mencionar una curiosidad, esta la creación de la categoría de adicción social y que incluye la adicción al juego, donde la adicción al Internet, de momento, se ha desestimado.
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