China: la exuberancia irracional
Algo que es innegable en este mundo es el desmesurado crecimiento de la economía China que viene viviendo desde hace algunas décadas, podemos suponer las posibilidades de olas proteccionistas, el riesgo de inflación mundial o la baja calidad de alguna deuda soberana (Grecia, España, Italia y Portugal, por ejemplo). Para muchos analistas, China no es de este mundo, y su crecimiento a tasas espectaculares estará asegurado durante décadas.
Por ejemplo, el Premio Nobel de Economía Robert Fogel, predice que el PIB de China alcanzará los 123 billones de dólares en 2040, año en el que la economía china representará un 40% de la economía mundial, frente a la americana, que habrá quedado reducida a un 14%, y la UE, que habrá descendido a un 5%.
El único problema u obstáculo que tendrá que pasar China según los analistas será a grandes rasgos el de pasar de un sistema económico comunista a uno “democrático”, es decir, enfrentarse a las amenazas de inestabilidad o contracción en la economía como: el saneamiento del sistema bancario, la disciplina de las empresas estatales, la corrección de la desigualdad creciente, la eliminación de la pobreza extrema, las disparidades regionales, y la construcción del Estado de Derecho, por citar algunas de las cuestiones pendientes planteadas por los analistas. Se dice que China al converger hacia una economía de Estados Unidos, tendrá que experimentar las fluctuaciones propias del desarrollo capitalista, además de las tensiones inherentes al proceso de transformación en una sociedad moderna, como lo fue en su momento el caso de Rusia con la llegada de la “Perestroika” (cambio del régimen comunista al capitalista, y durante el cual se llegó a ver a Gorbachov anunciando Pizza Hut).
A pesar de su poderío, China es considerado actualmente un país en vías de desarrollo, con indicios de una nueva burbuja inmobiliaria derivada a la compra de terrenos y edificios para montar empresas en dicho país; si explota está burbuja inmobiliaria, el renminbi, que es una moneda anclada al dólar y que compromete un tipo de cambio fijo, la cual se empeñan en mantener artificialmente bajo para estimular las exportaciones, y que esta dotada de un aparato estadístico muy defectuoso, el cual se complica con la especulación de entrada de capitales a corto plazo por expectativas de revaluación. Lo que nos lleva a la salida del modelo antiguo para adaptarse a un nuevo modelo en el sistema económico chino que ha creado grandes tasas de ahorro interno en el país, pero el fondo del problema es que son las empresas y no las familias, las que están acaparando la mayor parte del crecimiento económico, lo que se traduce en concentración de la riqueza y aumento de la pobreza en la sociedad en general, lo que nos lleva a un problema doble, el de la transición de la inversión pública y las exportaciones al consumo privado como componente principal de la demanda agregada, excediendo el ámbito de la política económica convencional y convirtiéndose por lo tanto en un problema político.
Para aquellos que piensan que la economía es una asignatura relativamente fácil, podrán ver que mantener el equilibrio es sumamente complicado, porque cuando uno jala de un extremo del mantel (economía) en la mesa (país) se cubre un lado pero se descubre el otro…
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