Tyler Cowen
Interesante entrevista a Tyler Cowen en el periodico El Mundo:
Hoy, Tyler Cowen es «el economista más de moda en Estados Unidos» (Business Week). O la persona con más posibilidades de convertirse «en el Thomas Friedman de esta década» (The Wall Street Journal). Su best seller The Great Stagnation (El gran estancamiento) se ha convertido en «el libro de no ficción más debatido del año», según el columnista de The New York Times, David Brooks, donde ahora Cowen también tiene su propia columna.
Sobre sí mismo, dice: «No soy un pesimista, pero sueno como si lo fuera». Efectivamente, disimula su optimismo de una manera formidable. Su tesis es que el crecimiento del mundo desarrollado se ha debido fundamentalmente a la suerte. Y que no sólo hemos agotado esa suerte, sino que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, tanto en el sector público como en el privado. Dejando de lado internet y las telecomunicaciones, según Cowen, el mundo de hoy no es muy diferente del de hace 40 años: seguimos conduciendo coches, viviendo en casas que fundamentalmente no han cambiado, usando neveras y viendo la televisión. De hecho, la carrera espacial ha dejado de existir: nadie se plantea en serio volver a la luna.
Así que hemos caído en la trampa que él trató de evitar: pocos beneficios y escasa estabilidad. Cowen -cuyo blog, Marginal Revolution, tiene unas 200.000 visitas diarias y es el segundo más visitado entre economistas, por detrás del de Greg Mankiw y por delante del de Paul Krugman- ve un futuro negro para EEUU y catastrófico para Europa hasta que empecemos a invertir más en innovación tecnológica. Pero ése es un proceso que lleva décadas, en el mejor de los casos. Tal vez más tiempo que dejar de ser un niño prodigio del ajedrez y convertirse en una estrella de la Economía. Y tal como están las cosas, no nos librará de una catástrofe que él ve inmediata.
Pregunta.- Nadie se toma en serio la posibilidad de que EEUU suspenda pagos. Pero, para un extranjero, resulta incomprensible que la mayor potencia de la Tierra flirtee con esa posibilidad sólo por una disputa política.
Respuesta.- Lo más probable es que en algún momento habrá un acuerdo. Pero aunque haya un 1% de posibilidades de que haya suspensión de pagos, es para echarse a temblar. Lo que están haciendo nuestros dirigentes es bailar en el borde de un acantilado. Lo hacen simplemente para forzar concesiones a la otra parte en la negociación. Y así, además, no se solucionan los problemas a largo plazo derivados del envejecimiento de la población.
P.- Hablemos de Europa, donde sí hay posibilidades reales de suspensión de pagos.
R.- Es terrible. Creo que la Madre de todas las Crisis va a llegar bastante pronto.
P.- ¿Qué quiere decir? ¿1929?
R.- Esta vez será muy diferente. Creo que habrá una ruptura de la Eurozona, lo que será probablemente beneficioso en muchos países. Pero pasar de contabilizar todos los activos de la Eurozona de euros a otras monedas supondrá insolvencias, quiebras y paro.
P.- Los países que salieran tendrían que implantar un corralito al estilo de Argentina.
R.- Por supuesto. Dejar la Eurozona significa que durante meses un país no tendrá propiamente un sistema bancario, ni una divisa. ¿Importará algo en 20 años? Probablemente, no. Pero durante 3 o 4 meses será aterrador.
P.- ¿Qué le pasará al resto del mundo?
R.- La Eurozona es la mayor economía del mundo, así que será devastador en muchos países. Pero no sabemos cómo será. No sabemos cómo funcionarán los CDS (seguros contra el impago de la deuda), la exposición de los bancos estadounidenses… Nuestro sistema es ahora tan disfuncional que es preocupante. En todo caso, la Reserva Federal tendrá que tomar medidas adicionales extremas para inyectar liquidez. Habrá sorpresas. Todas desagradables.
P.- Nos quedará China como motor del crecimiento mundial.
R.- No soy optimista respecto a China.
P.- No sé por qué me esperaba la respuesta.
R.- El problema fundamental de China es su exceso de capacidad. Algunos lo llaman burbuja. Otros no. Llámese como se llame, lo cierto es que durante años y años los chinos han estado invirtiendo el 50% de su PIB. Eso no tiene precedentes. Y es, además, insostenible. China también tiene una burbuja inmobiliaria, pero eso no me preocupa tanto.
P.- Pero los problemas de China no son comparables a los de Europa.
R.- Son peores. El PIB per capita europeo es alto; el de China, bajo. Así que los europeos probablemente sufrirán más. Pero yo preferiría ser un europeo antes que un chino.
P.- Es apocalíptico.
R.- Yo no lo veo así. Las cosas tendrán que ir a peor antes de estabilizarse y empezar la recuperación.
P.- Eso suena a Margaret Thatcher cuando dijo: «Las cosas tendrán que ponerse peor antes de que empiecen a ir a mejor».
R.- Exacto. Thatcher jugó con un elemento a su favor: el sistema político británico, que permite actuar con mucha rapidez. Thatcher fue la primera política que empezó a arreglar cosas. ¿Qué país fue el segundo en empezar a poner su casa en orden? Nueva Zelanda, que tenía un sistema político fundamentalmente copia del británico. Esos sistemas permiten cambios rápidos. Pero no es ése el caso de EEUU. Aquí hay un sistema de contrapesos que te atrapa. Y cuando estás en una situación complicada, no te deja salir de allí fácilmente.
Y algo similar pasa en los países de la Eurozona. Pero tampoco hay que preocuparse tanto. El 70% o el 80% del PIB de un país es su capital humano. Y aunque el euro se rompa, eso se va a quedar. Ninguna fábrica será destruida a bombazos. Lo que tienen que hacer es librarse de un sistema que no funciona.
P.- ¿Qué cree que debería hacer la UE?
R.- Ponerse a redactar un conjunto de normas y procedimientos para que unos países se vayan del euro rápidamente. Recuerde el caso de Islandia. Fue una crisis terrible hace dos años. Pero ahora se están recuperando.
P.- Y las medidas como la reforma financiera española, incluyendo la privatización de las cajas de ahorros, ¿no frenarán la crisis?
R.- No. Y, aunque lo hicieran momentáneamente, la cuestión es ¿de dónde va a sacar España la productividad para seguir creciendo? Su boom de la última década se ha debido al turismo y a la construcción, dos sectores que no generan incrementos de productividad. España es menos dependiente de la exportación a China que Alemania, lo que es positivo, porque reduce la dependencia de un solo mercado. Pero la crisis es inevitable.
P.- Los rescates ¿empeoran las cosas?
R.- Sí. Son un truco de los políticos. Simplemente habría que preguntar a cada país: ¿quiere quedarse o quiere irse?
P.- ¿Tal vez Alemania quiera irse?
R.- Eso sería lo fácil, pero no creo que pase. Más bien pienso que en un momento dado los alemanes y algunos países del Norte de Europa se verán en la situación de tener que decidir si pagan el rescate de los demás o no. Y no creo que opten por la primera opción por dos razones. La primera, porque políticamente no pueden. La segunda, porque eso simplemente sería poner el reloj en el año 2000, debido a la falta de unión fiscal y a hechos como que Grecia y Portugal, por ejemplo, siempre van a tener un crecimiento de la productividad menor que Alemania. Y eso les condenaría a una deflación perpetua.
P.- España tampoco tiene un buen historial de crecimiento de la productividad.
R.- Exacto. Así que, ¿por qué quieren seguir con ese sistema? Acepten un año de sufrimiento extremo y traten de ser como Islandia. Es como aceptar quimioterapia.
P.- Sin embargo, como dice Ian Bremmer, de Eurasia Group, y otros expertos, el factor político es muy importante en el euro.
R.- Pero va a haber una rebelión de los mercados. Países como Grecia van a verse forzados a cerrar sus bancos y a dejar el euro sin que sus Gobiernos lo decidan. Y eso pasará pronto, probablemente antes del otoño.
P.- ¿Y si Alemania cambia y se hace más flexible?
R.- El problema no es Alemania, es el euro.
P.- Usted es un economista que va más allá de los modelos matemáticos. Le gusta la Historia y la cultura y el impacto de la tecnología en ellas. Y ha llegado a conclusiones que tumban muchos mitos. Por ejemplo, ha demostrado que muchas tradiciones supuestamente inmemoriales son en realidad recientes y además importadas. Ahora dígame: basándose en eso y en su experiencia como blogger, ¿va internet a matar a los periódicos?
R.- En absoluto. Los medios están contraatacando. Si mira a los datos de empleo, hay más puestos de trabajo en periodismo ahora que hace unos años. El periodismo ha cambiado. Es más competitivo, más meritocrático y más riguroso. Eso sí, los medios y los profesionales que no afrontan los cambios tecnológicos desaparecen. Pero en 10 años habrá más periodistas que nunca. Creo, sin embargo, que el periodismo local será cosa de amateurs. Por ejemplo, la cobertura del Ayuntamiento de Washington podrá ser hecha por aficionados.
P.- No sabe cuánto le agradezco que me dé una buena noticia.
R.- Hay muchas. Olvídese de EEUU y la UE. Mire a Turquía, Brasil, Perú. La gente que de verdad lo necesita está prosperando de forma fenomenal, y lo que ellos están ganando es 10 veces más importante que nuestros pequeños problemas de países desarrollados.
P.- Una pena que, por primera vez desde la peste bubónica del siglo XIV, en Occidente estemos en el lado equivocado de la Historia.
R.- Sólo lo que está pasando en China e India es más importante que lo que nos pasa a nosotros.
P.- Pero ¿no habíamos quedado en que China también tenía problemas?
R.- Creo que va a tener problemas. Pero creo igualmente que volverá a crecer, aunque acaso no al mismo nivel. ¿O usted cree que China puede seguir creciendo al 10% anual?
P.- ¿Usted de verdad cree que China crece al 10%? Ni las estadísticas oficiales chinas de consumo de energía justifican un crecimiento así, salvo que hayan alcanzado la cuadratura del círculo en eficiencia energética.
R.- No. Nadie cree que esté creciendo al 10% anual. Pero mire a Perú, por ejemplo, está creciendo casi más que nadie.
P.- Pero esos países crecen porque exportan materias primas. ¿Qué les pasará si China entra en crisis, EEUU sigue sin arrancar y la eurozona se desintegra?
R.- No creo que ésa sea la razón de su crecimiento. Juegan un papel muy importante las dinámicas internas de las economías. Países como México o Brasil, de ingresos medios, lo están haciendo bien. Fíjese en cosas simples, como la calidad de la educación, que reflejan la situación mucho mejor que su PIB per cápita. La reacción de México ante la gripe porcina, por ejemplo, fue tan buena o mejor que la que habría tenido EEUU. Otra cosa es África, donde el crecimiento se debe sólo a las materias primas. ¿Ve usted a algún país en África que pueda ser la próxima Corea del Sur? A lo más a lo que podremos aspirar es a que Ghana alcance un nivel similar al de Bolivia, el país más pobre de Sudamérica. Ése sí que es un escenario pesimista.
Sobre sí mismo, dice: «No soy un pesimista, pero sueno como si lo fuera». Efectivamente, disimula su optimismo de una manera formidable. Su tesis es que el crecimiento del mundo desarrollado se ha debido fundamentalmente a la suerte. Y que no sólo hemos agotado esa suerte, sino que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, tanto en el sector público como en el privado. Dejando de lado internet y las telecomunicaciones, según Cowen, el mundo de hoy no es muy diferente del de hace 40 años: seguimos conduciendo coches, viviendo en casas que fundamentalmente no han cambiado, usando neveras y viendo la televisión. De hecho, la carrera espacial ha dejado de existir: nadie se plantea en serio volver a la luna.
Así que hemos caído en la trampa que él trató de evitar: pocos beneficios y escasa estabilidad. Cowen -cuyo blog, Marginal Revolution, tiene unas 200.000 visitas diarias y es el segundo más visitado entre economistas, por detrás del de Greg Mankiw y por delante del de Paul Krugman- ve un futuro negro para EEUU y catastrófico para Europa hasta que empecemos a invertir más en innovación tecnológica. Pero ése es un proceso que lleva décadas, en el mejor de los casos. Tal vez más tiempo que dejar de ser un niño prodigio del ajedrez y convertirse en una estrella de la Economía. Y tal como están las cosas, no nos librará de una catástrofe que él ve inmediata.
Pregunta.- Nadie se toma en serio la posibilidad de que EEUU suspenda pagos. Pero, para un extranjero, resulta incomprensible que la mayor potencia de la Tierra flirtee con esa posibilidad sólo por una disputa política.
Respuesta.- Lo más probable es que en algún momento habrá un acuerdo. Pero aunque haya un 1% de posibilidades de que haya suspensión de pagos, es para echarse a temblar. Lo que están haciendo nuestros dirigentes es bailar en el borde de un acantilado. Lo hacen simplemente para forzar concesiones a la otra parte en la negociación. Y así, además, no se solucionan los problemas a largo plazo derivados del envejecimiento de la población.
P.- Hablemos de Europa, donde sí hay posibilidades reales de suspensión de pagos.
R.- Es terrible. Creo que la Madre de todas las Crisis va a llegar bastante pronto.
P.- ¿Qué quiere decir? ¿1929?
R.- Esta vez será muy diferente. Creo que habrá una ruptura de la Eurozona, lo que será probablemente beneficioso en muchos países. Pero pasar de contabilizar todos los activos de la Eurozona de euros a otras monedas supondrá insolvencias, quiebras y paro.
P.- Los países que salieran tendrían que implantar un corralito al estilo de Argentina.
R.- Por supuesto. Dejar la Eurozona significa que durante meses un país no tendrá propiamente un sistema bancario, ni una divisa. ¿Importará algo en 20 años? Probablemente, no. Pero durante 3 o 4 meses será aterrador.
P.- ¿Qué le pasará al resto del mundo?
R.- La Eurozona es la mayor economía del mundo, así que será devastador en muchos países. Pero no sabemos cómo será. No sabemos cómo funcionarán los CDS (seguros contra el impago de la deuda), la exposición de los bancos estadounidenses… Nuestro sistema es ahora tan disfuncional que es preocupante. En todo caso, la Reserva Federal tendrá que tomar medidas adicionales extremas para inyectar liquidez. Habrá sorpresas. Todas desagradables.
P.- Nos quedará China como motor del crecimiento mundial.
R.- No soy optimista respecto a China.
P.- No sé por qué me esperaba la respuesta.
R.- El problema fundamental de China es su exceso de capacidad. Algunos lo llaman burbuja. Otros no. Llámese como se llame, lo cierto es que durante años y años los chinos han estado invirtiendo el 50% de su PIB. Eso no tiene precedentes. Y es, además, insostenible. China también tiene una burbuja inmobiliaria, pero eso no me preocupa tanto.
P.- Pero los problemas de China no son comparables a los de Europa.
R.- Son peores. El PIB per capita europeo es alto; el de China, bajo. Así que los europeos probablemente sufrirán más. Pero yo preferiría ser un europeo antes que un chino.
P.- Es apocalíptico.
R.- Yo no lo veo así. Las cosas tendrán que ir a peor antes de estabilizarse y empezar la recuperación.
P.- Eso suena a Margaret Thatcher cuando dijo: «Las cosas tendrán que ponerse peor antes de que empiecen a ir a mejor».
R.- Exacto. Thatcher jugó con un elemento a su favor: el sistema político británico, que permite actuar con mucha rapidez. Thatcher fue la primera política que empezó a arreglar cosas. ¿Qué país fue el segundo en empezar a poner su casa en orden? Nueva Zelanda, que tenía un sistema político fundamentalmente copia del británico. Esos sistemas permiten cambios rápidos. Pero no es ése el caso de EEUU. Aquí hay un sistema de contrapesos que te atrapa. Y cuando estás en una situación complicada, no te deja salir de allí fácilmente.
Y algo similar pasa en los países de la Eurozona. Pero tampoco hay que preocuparse tanto. El 70% o el 80% del PIB de un país es su capital humano. Y aunque el euro se rompa, eso se va a quedar. Ninguna fábrica será destruida a bombazos. Lo que tienen que hacer es librarse de un sistema que no funciona.
P.- ¿Qué cree que debería hacer la UE?
R.- Ponerse a redactar un conjunto de normas y procedimientos para que unos países se vayan del euro rápidamente. Recuerde el caso de Islandia. Fue una crisis terrible hace dos años. Pero ahora se están recuperando.
P.- Y las medidas como la reforma financiera española, incluyendo la privatización de las cajas de ahorros, ¿no frenarán la crisis?
R.- No. Y, aunque lo hicieran momentáneamente, la cuestión es ¿de dónde va a sacar España la productividad para seguir creciendo? Su boom de la última década se ha debido al turismo y a la construcción, dos sectores que no generan incrementos de productividad. España es menos dependiente de la exportación a China que Alemania, lo que es positivo, porque reduce la dependencia de un solo mercado. Pero la crisis es inevitable.
P.- Los rescates ¿empeoran las cosas?
R.- Sí. Son un truco de los políticos. Simplemente habría que preguntar a cada país: ¿quiere quedarse o quiere irse?
P.- ¿Tal vez Alemania quiera irse?
R.- Eso sería lo fácil, pero no creo que pase. Más bien pienso que en un momento dado los alemanes y algunos países del Norte de Europa se verán en la situación de tener que decidir si pagan el rescate de los demás o no. Y no creo que opten por la primera opción por dos razones. La primera, porque políticamente no pueden. La segunda, porque eso simplemente sería poner el reloj en el año 2000, debido a la falta de unión fiscal y a hechos como que Grecia y Portugal, por ejemplo, siempre van a tener un crecimiento de la productividad menor que Alemania. Y eso les condenaría a una deflación perpetua.
P.- España tampoco tiene un buen historial de crecimiento de la productividad.
R.- Exacto. Así que, ¿por qué quieren seguir con ese sistema? Acepten un año de sufrimiento extremo y traten de ser como Islandia. Es como aceptar quimioterapia.
P.- Sin embargo, como dice Ian Bremmer, de Eurasia Group, y otros expertos, el factor político es muy importante en el euro.
R.- Pero va a haber una rebelión de los mercados. Países como Grecia van a verse forzados a cerrar sus bancos y a dejar el euro sin que sus Gobiernos lo decidan. Y eso pasará pronto, probablemente antes del otoño.
P.- ¿Y si Alemania cambia y se hace más flexible?
R.- El problema no es Alemania, es el euro.
P.- Usted es un economista que va más allá de los modelos matemáticos. Le gusta la Historia y la cultura y el impacto de la tecnología en ellas. Y ha llegado a conclusiones que tumban muchos mitos. Por ejemplo, ha demostrado que muchas tradiciones supuestamente inmemoriales son en realidad recientes y además importadas. Ahora dígame: basándose en eso y en su experiencia como blogger, ¿va internet a matar a los periódicos?
R.- En absoluto. Los medios están contraatacando. Si mira a los datos de empleo, hay más puestos de trabajo en periodismo ahora que hace unos años. El periodismo ha cambiado. Es más competitivo, más meritocrático y más riguroso. Eso sí, los medios y los profesionales que no afrontan los cambios tecnológicos desaparecen. Pero en 10 años habrá más periodistas que nunca. Creo, sin embargo, que el periodismo local será cosa de amateurs. Por ejemplo, la cobertura del Ayuntamiento de Washington podrá ser hecha por aficionados.
P.- No sabe cuánto le agradezco que me dé una buena noticia.
R.- Hay muchas. Olvídese de EEUU y la UE. Mire a Turquía, Brasil, Perú. La gente que de verdad lo necesita está prosperando de forma fenomenal, y lo que ellos están ganando es 10 veces más importante que nuestros pequeños problemas de países desarrollados.
P.- Una pena que, por primera vez desde la peste bubónica del siglo XIV, en Occidente estemos en el lado equivocado de la Historia.
R.- Sólo lo que está pasando en China e India es más importante que lo que nos pasa a nosotros.
P.- Pero ¿no habíamos quedado en que China también tenía problemas?
R.- Creo que va a tener problemas. Pero creo igualmente que volverá a crecer, aunque acaso no al mismo nivel. ¿O usted cree que China puede seguir creciendo al 10% anual?
P.- ¿Usted de verdad cree que China crece al 10%? Ni las estadísticas oficiales chinas de consumo de energía justifican un crecimiento así, salvo que hayan alcanzado la cuadratura del círculo en eficiencia energética.
R.- No. Nadie cree que esté creciendo al 10% anual. Pero mire a Perú, por ejemplo, está creciendo casi más que nadie.
P.- Pero esos países crecen porque exportan materias primas. ¿Qué les pasará si China entra en crisis, EEUU sigue sin arrancar y la eurozona se desintegra?
R.- No creo que ésa sea la razón de su crecimiento. Juegan un papel muy importante las dinámicas internas de las economías. Países como México o Brasil, de ingresos medios, lo están haciendo bien. Fíjese en cosas simples, como la calidad de la educación, que reflejan la situación mucho mejor que su PIB per cápita. La reacción de México ante la gripe porcina, por ejemplo, fue tan buena o mejor que la que habría tenido EEUU. Otra cosa es África, donde el crecimiento se debe sólo a las materias primas. ¿Ve usted a algún país en África que pueda ser la próxima Corea del Sur? A lo más a lo que podremos aspirar es a que Ghana alcance un nivel similar al de Bolivia, el país más pobre de Sudamérica. Ése sí que es un escenario pesimista.
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