¿Porque fracasan los emprendedores?

En la mayoría de los países el tejido empresarial suele estar compuesto por más del 80% en pequeñas y medianas empresas (PYMES - Se considera según la definición del Banco Mundial como: Pequeña empresa cuando tiene entre 5 y 19 trabajadores, Mediana empresa cuando posee entre 20 y 99 trabajadores y Grande empresa cuando su plantilla laboral es mayor a 100 trabajadores) por lo tanto, su peso en la economía es una cuestión casi evidente. Sin embargo, el índice de fracasos en el mundo sigue siendo muy elevado (el 70% de las empresas fracasa antes de los 4 o 5 años de vida).

El problema sobre la mortandad en las PYMES, se puede plantear desde dos perspectivas: la primera enfocada en los trámites para poder hacer negocios en un país (ver Doing Business del Banco Mundial) y la segunda responde a la falta de planificación y de conocimiento sobre al mercado que se dirige su producto o servicio, cuando no se ha realizado previamente una investigación objetiva, sino basada en creencias personales, las cuales derivan en una simple apuesta hecha al aire.
Se podría pensar, que esto se debe a la falta de estudios universitarios, pero de manera general se podría decir que más del 50% de los emprendedores de hoy en día cuentan con estudios universitarios. Por lo tanto, lo más relevante es en realidad el “modelo del negocio”, es decir, cómo se ejecuta la idea, que fases tienes planeadas para su creación, desarrollo y crecimiento. Tener bien claro, los fines que intenta conseguir tú empresa, con que medios son los que cuentas y cuales serán los necesarios para continuar, cuales serán esos objetivos que hay que cumplir en cada momento determinado de tiempo para poder alcanzar esas metas planteadas.

Aunque la idea, la innovación y la creatividad en los negocios son una parte muy importante, en realidad tiene más peso en el éxito de la misma, cómo se gestiona en negocio.

Cuando se tiene la idea, hay que conocer el mercado al que se dirige nuestro producto o servicio (local, nacional, internacional), el alcance que podría tener, la posición geo-estrátegica de la empresa (localización, vías de transporte, ayudas gubernamentales, trámites burocráticos, financiamiento, etc.), el público meta (clientes seguros y los posibles), cuestiones como estas son los pilares del proyecto. De ahí se plantea el proyecto mismo (ya tiene un sustento), se planea un año de operaciones y el capital necesario para arrancar el negocio y mantenerlo; calcular los posibles costes y gastos que supone, el margen mínimo de ventas necesarias (y las deseadas), calcular los posibles beneficios, la utilidad y la rentabilidad de la empresa, según cada escenario (malo, bueno, excelente).

Suponiendo que el primer año de la empresa ha sido exitoso (valoración según lo previsto en cuanto el pago del financiamiento, beneficios y por lo tanto su rentabilidad) viene la parte más difícil: hacerlo crecer. Ya que si una empresa no madura (desarrollo) y por lo tanto no crece, esa empresa estará destinada al fracaso, ya que está su capital se lo irá comiendo a través del tiempo el propio empresario. Este punto es crucial por lo tanto, y se le conoce como el “breaking point”.

Cuando no se ha tenido esa visión empresarial desde el principio, este punto el cual suele coincidir con el primer año de vida de la empresa, es el momento en el que el emprendedor tiene que hacerle frente a nuevos retos no previstos. Por ejemplo, aumentar la producción (está conllevará un coste y unos gastos), diversificarse o la captación de nuevos clientes, de proveedores (la experiencia adquirida a través del tiempo hará reducir costes vía proveedores) y hasta la contratación de nuevos empleados. El peligro aparece cuando el empresario pretende improvisar, ocasionando una cadena de errores los cuales desmoralizan y desilusionan al empresario, dicho conjunto de circunstancias culminan con el cierre del negocio.

Por lo tanto, la planeación objetiva es importante y ser riguroso en su ejecución y sus fases, será una variable fundamental en el éxito o fracaso de una empresa.