Película recomendada: The Brutalist (Brady Corbet, 2024)



Siendo sincero, no me apetecía ver otra película con Adrien Brody haciendo de judío que sobrevive al holocausto, inconscientemente para mí era como ver al actor repetir su papel en El Pianista… Pero menos mal que me anime a ir a verla al cine.

La película relata tres décadas de la vida de László Tóth (Adrien Brody), un arquitecto judío húngaro que logra sobrevivir al Holocausto. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, emigra a los Estados Unidos persiguiendo el sueño americano. Sin embargo, sus inicios en suelo estadounidense lo sumergen en una realidad cruda: años de pobreza, precariedad y desarraigo marcan su lucha por rehacer su vida. Todo cambia cuando conoce a Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce), un excéntrico magnate que, reconociendo su talento, le encarga un proyecto arquitectónico monumental, el cual cambiará por completo el curso de su vida.

El filme se divide en 4 partes: la Apertura, The Enigma of the Arrival (1947-1952), The Hard Core of Beauty (1953-1960) y el Epílogo (1980). Tiene una duración de más de 3 horas y cuenta con un intermedio de 15 minutos (ideal para estirar las piernas, pasar al baño o ir por las palomitas). Pero le aseguro que para nada se siente el largo de la duración de la cinta, así que no les detenga de intentar verla. 

The Brutalist es una obra maestra del cine contemporáneo donde cada escena, cada secuencia y hasta el más mínimo detalle están cargados de intencionalidad. La meticulosa construcción narrativa transforma elementos aparentemente sutiles en piezas clave que enriquecen la trama, dotando de profundidad psicológica a los personajes y añadiendo capas de significado a la historia. Esta película no solo se limita a contar, sino que invita a descifrar, convirtiendo al espectador en un observador activo de su universo visual y emocional.

El Brutalista pertenece a ese selecto grupo de películas que resurgen cada década para redefinir estándares artísticos. Las interpretaciones son desgarradoramente auténticas, el guion despliega una estructura impecable y audaz, la fotografía juega con texturas y contrastes que evocan el tono crudo del relato, y la banda sonora, hipnótica y atmosférica, actúa como un personaje más. Es una experiencia cinematográfica redonda, donde todos los elementos convergen en armonía, alcanzando un nivel de excelencia que justifica, sin reservas, un rotundo 10/10.

Algunos datos curiosos:

  • El título de ‘El Brutalista’ hace alusión a la arquitectura brutalista, la cual se caracteriza por la utilización de materiales como el hormigón armado. Sus edificios suelen tener formas simples de grandes bloques, lo que les dota de un aspecto robusto y masivo.
  • Cuando las personas terminan de ver el filme, sienten que la película está basada en hechos reales. Sin embargo, la película no se basa en hechos reales ni en una figura específica. Aunque Tóth no existió en realidad, el director se inspiró en la historia de su propia madre, una inmigrante húngara que emigró a Estados Unidos.
  • Una maquilladora en ‘The Brutalist’ confundió la nariz de Adrien Brody con una prótesis y trató de “quitársela”.

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