Entrevista al secretario general de la OCDE, Ángel Gurría
Comanda la OCDE, el club que agrupa a los 34 países más ricos del mundo y que representan más del 80% del PIB mundial. Y desde esta posición privilegiada, Ángel Gurría (Tampico, México, 1950) cree que ahora «estamos volviendo al statu quo de hace tres semanas para poder afrontar las decisiones que se tomaron en la cumbre europea de octubre». Y es que la economía no da tregua. Casi tres semanas después de presentar las estimaciones de crecimiento de la OCDE, Gurría recuerda con sorna que entonces aseguró que se cumplirían «siempre que no hubiera accidentes». Cuando pronunció estas palabras en París, Berlusconi y Papandreu aún estaban en el poder. Nadie había pronunciado aún palabra alguna de referéndum. Y la prima de riesgo española no superaba los 350 puntos. «Desde entonces, hemos tenido un accidente diario», asegura. Y es que Gurría ve que los problemas que aquejan a Europa, «tienen un efecto sistémico», que afectan a todo el mundo, por lo que hay que aplicar de forma inmediata las políticas acordadas. De lo contrario, alerta de «crecimiento negativo» para la eurozona. Es decir, desaceleración.
—Desde que anunció las previsiones de crecimiento de la OCDE en París hace tres semanas han cambiado algunas cosas...
—Recuerdo que cuando estábamos hablando de las proyecciones económicas de los próximos meses y años decíamos que se cumplirían «siempre que no hubiera accidentes». Ese mismo día se anunció la quiebra de MF Global: la octava bancarrota financiera de los Estados Unidos. Y 24 horas después se anunció la posibilidad de un referéndum en Grecia. Mayúsculo accidente. Esto ha implicado que todos los líderes del mundo se hayan movilizado para volver al punto de partida, donde empezamos: el día del anuncio del paquete de medidas. Relevo de Papandreu, reuniones de Berlusconi, el cambio de Gobierno en Italia... todo para volver donde estábamos hace unas semanas. Ahora pienso lo que dije y me da risa: «siempre y cuando no haya accidentes...». Y resulta que hemos tenido uno diario. Accidentes que se abordaron en la reunión de Cannes y que adquirieron una proporción enorme porque estos temas tienen un efecto sistémico. No solo es un asunto europeo. Son temas por los que pregunta Estados Unidos, China, Japón... porque los mercados turbulentos hacen daño a todos.
—Visto lo visto, ¿tiene Europa solución?
—Planteamos las soluciones y después retrocedimos y ahora estamos recuperando el espacio en el que estábamos hace unas semanas. Volviendo al statu quo anterior para poder retomar los mismos problemas. Porque no han cambiado y siguen estando ahí: hay que resolverlos, hay que abordarlos y hay que operarlos. Y es que no solo es un asunto de diseño. También es un asunto de ejecución. Las soluciones siguen siendo las mismas que hace un mes, que ya se identificaron en la cumbre europea. Y las decisiones que se tomaron entonces, fueron válidas lo cual creó mucho optimismo porque los instrumentos por primera vez eran del tamaño suficiente para hacer frente a los problemas con efectividad. Se debe resolver y aislar el tema de Grecia, con un descuento muy importante de su deuda para que no se convierta en un lastre para aplicar políticas económicas. Se debe resolver y aislar el tema de la capitalización de los bancos y separar el riesgo de la deuda del capital de los bancos. Y en tercer lugar, manejar el tema de la deuda soberana con unas líneas de defensa, suficientemente poderosas para tranquilizar a los mercados. Para que vean músculo y voluntad.
—En España va a haber cambio de Gobierno, ¿cuáles son las medidas más urgentes que hay que aplicar?
—Yo creo que en España se han tomado medidas muy importantes, que están siendo reconocidas por los mercados, porque hoy está pagando un diferencial menor que Italia. España tiene la mitad de la deuda que Italia en proporción al PIB. Lo cual es muy importante: España hizo los deberes con una colección de reformas bastante impresionante coronada con la decisión final de regular la estabilidad fiscal mediante un cambio constitucional que es la reforma más trascendente de mediano y largo plazo y que debe ser un referente para sistemas futuros. Políticas difíciles que aún así se tomaron, con mucho coraje político y muchas de ellas de cara a unas elecciones muy inminentes. Sin embargo, hubiera querido que estas decisiones se tomaran como parte de un paquete en lugar de por separado. Aún quedan cosas por hacer, como resolver el tema de las comunidades autónomas o apuntes y mejoras en los mercados laborales. Habría que seguir ahondando en estas reformas.
—¿En qué sentido?
—No son temas de ajustes fiscales o de corto plazo. La OCDE siempre ha estado preocupada por el tema de la competitividad, de aumentar la productividad en el caso hispano. Solucionar el tema del desempleo juvenil, la flexibilidad de los mercados de trabajo y de producto y la estructura del sistema impositivo. Aplicar políticas de educación, de innovación, de crecimiento verde. Repensar el sistema sanitario... son reformas estructurales, que tienen una característica común: ninguna de ellas da resultado al día siguiente. No es como recortar gastos, aumentar ingresos o subir impuestos que son decisiones que se toman y cuyo impacto es inmediato. Las reformas estructurales son las que llevan su tiempo, para que una vez que se recupere el crecimiento en el futuro se pueda mantener.
—En las dos últimas previsiones de la OCDE echaban en falta políticas que insuflaran confianza... cuál es la senda, ¿crecimiento o ahorro?
—Cada país cuenta con una situación distinta y tiene diferente grado de espacio para aplicar políticas. A algunas economías se les acabó el espacio el año pasado porque los mercados se concentraron en ellas y entonces tuvieron que empezar los procesos de ajuste para enviar señales. Una de ellas fue España. Hay países que tienen un poco más de margen que otros, no es una cuestión de cambiar el recorte por el crecimiento. La cuestión es mantener el equilibrio correcto entre estímulo o mantenimiento de la recuperación y la consolidación fiscal. Y en casos como España y su desempleo, éste es un tema especialmente agudo. Eso quiere decir que tienes que combinar el corto plazo con un paquete de medidas a largo plazo que sean creíbles, muy específicas para alcanzar una mayor consolidación fiscal. Y no puedes ser dogmático de un lado u otro. No puedes decir solo: «vamos a ajustar el déficit y la deuda hasta que de el cinturón». O «solo me preocupa el crecimiento», porque ahí los mercados te hacen pedazos al no ser sostenible tu situación fiscal. España tiene en este sentido una ventaja importante y es que su posición fiscal es mucho más sólida que la de la mayor parte de la OCDE.
—¿Convendría aplazar el objetivo de déficit público para algunas economías y asegurar primero la recuperación?
—Hay un país en donde nosotros hemos recomendado de manera muy explícita que el acompasamiento entre ajuste fiscal y crecimiento tiene que ser muy cuidadoso que es Estados Unidos. En el caso de Europa, ocurre que encima de esta problemática común, está el tema de la deuda. Hay bancos, que deben hacer frente a sus problemas a corto plazo y no se pueden permitir este debate.
—Hace unas semanas, la OCDE recomendó bajar los tipos de interés al BCE y... voilà. ¿Qué posición deben mantener Europa y EE.UU. en su política monetaria?
—Son diferentes pero las dos zonas, con los márgenes de maniobra que dispongan, deben enfocarse en dar señales en pro del crecimiento y la recuperación. Y a pesar de que los tipos de interés están muy bajos, estas medidas envían señales muy claras a los mercados.
—¿Debe la eurozona continuar esta senda?
—En estos momentos la inflación no es una preocupación inminente y en cambio sí vemos la posibilidad de que haya crecimiento negativo si no se obra con suficiente decisión y claridad.
—Hace una semana en las previsiones de la OCDE se rebajó el crecimiento de la eurozona al 0,3%, ¿cree que España entrará en recesión?
—Estamos viendo alguna fragilidad entre el cuarto trimestre de 2011 y el primero del año que viene, pero aún estamos esperando datos...
—Algunos señalan, tras la propuesta de recapitalización hecha desde Bruselas, que sin crédito no se saldrá de la crisis...
—Si estás enfermo, la operación duele, pero si no te operas, mueres. De ninguna manera acepto que si los bancos se recapitalizan habrá restricción de crédito. El problema es de liquidez, no solo de recapitalizar o no. Las autoridades deben estar pendientes de los dos asuntos. Y en algunos casos, la falta de liquidez es inminente y debe solucionarse con mayor urgencia porque la recapitalización se puede aplicar hasta 2012. Si no hay liquidez, vamos a tener otra crisis bancaria, política y económica. Y ya no queremos rescatar bancos. Ahora lo que hay que hacer es rescatar economías.
— ¿Está Estados Unidos saliendo de la crisis antes que Europa?
—La economía norteamericana es una economía flexible, vibrante, que responde muy rápido a los estímulos y a las señales. Lo que no está claro es a qué señales y de quién. Ahora hay una gran polarización en el proceso político de decisiones que no se sabe a dónde conducirá. Ya lo vimos este verano. Ahora hay esperanzas de acuerdo político, como ocurrió en España con la reforma constitucional o en Italia o Alemania: en Estados Unidos este verano ya rebajaron un billón su deuda gracias al entendimiento. El Gobierno de Barack Obama decidió que quería recibir recomendaciones de una comisión bipartidista para poder hacer frente al proceso de consolidación fiscal. Y ahora pueden reducir su déficit en 1,2 billones de dólares. Y es muy interesante, porque es una decisión institucional, de acuerdo, entre los dos principales partidos, cuyo resultado no podrán ignorar. Eso está bien no deben irse tan rápido hacia el ajuste fiscal porque a lo mejor esto puede provocar una caída demasiado pronunciada en el crecimiento inmediato, a pesar de que las señales a medio y largo plazo son positivas. Por eso a mi me gustaba mucho el plan económico que presentó Obama. En un espacio fiscal que había creado el propio programa, concentrarse en la creación de empleos, que es una prioridad clara y sensible. Pero todo enmarcado en un contexto de consolidación fiscal en un proyecto de diez años. Me sigue pareciendo un paquete de medidas muy bien enfocado.
Un G-20 «mediterráneo»
—Con el riesgo de contagio, ¿qué soluciones se aportaron en la última cumbre del G-20?
—Grecia e Italia fueron el centro de atención y se priorizó apagar los fuegos del corto plazo. En inglés se dice «there is life after death». Y además de afrontar los más inmediatos, hubo una decisión muy importante en Cannes como la estrategia global para el crecimiento y el empleo, porque es lo que va a prevalecer en el futuro. El problema es que si no se resuelve el tema de la deuda, es difícil pensar a medio y largo plazo.
—¿Qué opina del agravamiento de la situación de Italia?
—Esté quién esté en el Gobierno en Italia, el paquete de reformas es ambicioso. El déficit de Italia es la mitad del de algunos países grandes muy importantes y se habla de que en 2013-2014, van a llegar al equilibrio presupuestario. Aquí hay un gran avance en la parte sustantiva. La supervisión del FMI parece una buena forma para solventar un problema de voluntad, de implementación, y asegurar que un buen programa con buenos objetivos, se lleve a cabo.
Fuente: Períodico ABC, 21/11/11, Economía / suplemento empresa.
—Desde que anunció las previsiones de crecimiento de la OCDE en París hace tres semanas han cambiado algunas cosas...
—Recuerdo que cuando estábamos hablando de las proyecciones económicas de los próximos meses y años decíamos que se cumplirían «siempre que no hubiera accidentes». Ese mismo día se anunció la quiebra de MF Global: la octava bancarrota financiera de los Estados Unidos. Y 24 horas después se anunció la posibilidad de un referéndum en Grecia. Mayúsculo accidente. Esto ha implicado que todos los líderes del mundo se hayan movilizado para volver al punto de partida, donde empezamos: el día del anuncio del paquete de medidas. Relevo de Papandreu, reuniones de Berlusconi, el cambio de Gobierno en Italia... todo para volver donde estábamos hace unas semanas. Ahora pienso lo que dije y me da risa: «siempre y cuando no haya accidentes...». Y resulta que hemos tenido uno diario. Accidentes que se abordaron en la reunión de Cannes y que adquirieron una proporción enorme porque estos temas tienen un efecto sistémico. No solo es un asunto europeo. Son temas por los que pregunta Estados Unidos, China, Japón... porque los mercados turbulentos hacen daño a todos.
—Visto lo visto, ¿tiene Europa solución?
—Planteamos las soluciones y después retrocedimos y ahora estamos recuperando el espacio en el que estábamos hace unas semanas. Volviendo al statu quo anterior para poder retomar los mismos problemas. Porque no han cambiado y siguen estando ahí: hay que resolverlos, hay que abordarlos y hay que operarlos. Y es que no solo es un asunto de diseño. También es un asunto de ejecución. Las soluciones siguen siendo las mismas que hace un mes, que ya se identificaron en la cumbre europea. Y las decisiones que se tomaron entonces, fueron válidas lo cual creó mucho optimismo porque los instrumentos por primera vez eran del tamaño suficiente para hacer frente a los problemas con efectividad. Se debe resolver y aislar el tema de Grecia, con un descuento muy importante de su deuda para que no se convierta en un lastre para aplicar políticas económicas. Se debe resolver y aislar el tema de la capitalización de los bancos y separar el riesgo de la deuda del capital de los bancos. Y en tercer lugar, manejar el tema de la deuda soberana con unas líneas de defensa, suficientemente poderosas para tranquilizar a los mercados. Para que vean músculo y voluntad.
—En España va a haber cambio de Gobierno, ¿cuáles son las medidas más urgentes que hay que aplicar?
—Yo creo que en España se han tomado medidas muy importantes, que están siendo reconocidas por los mercados, porque hoy está pagando un diferencial menor que Italia. España tiene la mitad de la deuda que Italia en proporción al PIB. Lo cual es muy importante: España hizo los deberes con una colección de reformas bastante impresionante coronada con la decisión final de regular la estabilidad fiscal mediante un cambio constitucional que es la reforma más trascendente de mediano y largo plazo y que debe ser un referente para sistemas futuros. Políticas difíciles que aún así se tomaron, con mucho coraje político y muchas de ellas de cara a unas elecciones muy inminentes. Sin embargo, hubiera querido que estas decisiones se tomaran como parte de un paquete en lugar de por separado. Aún quedan cosas por hacer, como resolver el tema de las comunidades autónomas o apuntes y mejoras en los mercados laborales. Habría que seguir ahondando en estas reformas.
—¿En qué sentido?
—No son temas de ajustes fiscales o de corto plazo. La OCDE siempre ha estado preocupada por el tema de la competitividad, de aumentar la productividad en el caso hispano. Solucionar el tema del desempleo juvenil, la flexibilidad de los mercados de trabajo y de producto y la estructura del sistema impositivo. Aplicar políticas de educación, de innovación, de crecimiento verde. Repensar el sistema sanitario... son reformas estructurales, que tienen una característica común: ninguna de ellas da resultado al día siguiente. No es como recortar gastos, aumentar ingresos o subir impuestos que son decisiones que se toman y cuyo impacto es inmediato. Las reformas estructurales son las que llevan su tiempo, para que una vez que se recupere el crecimiento en el futuro se pueda mantener.
—En las dos últimas previsiones de la OCDE echaban en falta políticas que insuflaran confianza... cuál es la senda, ¿crecimiento o ahorro?
—Cada país cuenta con una situación distinta y tiene diferente grado de espacio para aplicar políticas. A algunas economías se les acabó el espacio el año pasado porque los mercados se concentraron en ellas y entonces tuvieron que empezar los procesos de ajuste para enviar señales. Una de ellas fue España. Hay países que tienen un poco más de margen que otros, no es una cuestión de cambiar el recorte por el crecimiento. La cuestión es mantener el equilibrio correcto entre estímulo o mantenimiento de la recuperación y la consolidación fiscal. Y en casos como España y su desempleo, éste es un tema especialmente agudo. Eso quiere decir que tienes que combinar el corto plazo con un paquete de medidas a largo plazo que sean creíbles, muy específicas para alcanzar una mayor consolidación fiscal. Y no puedes ser dogmático de un lado u otro. No puedes decir solo: «vamos a ajustar el déficit y la deuda hasta que de el cinturón». O «solo me preocupa el crecimiento», porque ahí los mercados te hacen pedazos al no ser sostenible tu situación fiscal. España tiene en este sentido una ventaja importante y es que su posición fiscal es mucho más sólida que la de la mayor parte de la OCDE.
—¿Convendría aplazar el objetivo de déficit público para algunas economías y asegurar primero la recuperación?
—Hay un país en donde nosotros hemos recomendado de manera muy explícita que el acompasamiento entre ajuste fiscal y crecimiento tiene que ser muy cuidadoso que es Estados Unidos. En el caso de Europa, ocurre que encima de esta problemática común, está el tema de la deuda. Hay bancos, que deben hacer frente a sus problemas a corto plazo y no se pueden permitir este debate.
—Hace unas semanas, la OCDE recomendó bajar los tipos de interés al BCE y... voilà. ¿Qué posición deben mantener Europa y EE.UU. en su política monetaria?
—Son diferentes pero las dos zonas, con los márgenes de maniobra que dispongan, deben enfocarse en dar señales en pro del crecimiento y la recuperación. Y a pesar de que los tipos de interés están muy bajos, estas medidas envían señales muy claras a los mercados.
—¿Debe la eurozona continuar esta senda?
—En estos momentos la inflación no es una preocupación inminente y en cambio sí vemos la posibilidad de que haya crecimiento negativo si no se obra con suficiente decisión y claridad.
—Hace una semana en las previsiones de la OCDE se rebajó el crecimiento de la eurozona al 0,3%, ¿cree que España entrará en recesión?
—Estamos viendo alguna fragilidad entre el cuarto trimestre de 2011 y el primero del año que viene, pero aún estamos esperando datos...
—Algunos señalan, tras la propuesta de recapitalización hecha desde Bruselas, que sin crédito no se saldrá de la crisis...
—Si estás enfermo, la operación duele, pero si no te operas, mueres. De ninguna manera acepto que si los bancos se recapitalizan habrá restricción de crédito. El problema es de liquidez, no solo de recapitalizar o no. Las autoridades deben estar pendientes de los dos asuntos. Y en algunos casos, la falta de liquidez es inminente y debe solucionarse con mayor urgencia porque la recapitalización se puede aplicar hasta 2012. Si no hay liquidez, vamos a tener otra crisis bancaria, política y económica. Y ya no queremos rescatar bancos. Ahora lo que hay que hacer es rescatar economías.
— ¿Está Estados Unidos saliendo de la crisis antes que Europa?
—La economía norteamericana es una economía flexible, vibrante, que responde muy rápido a los estímulos y a las señales. Lo que no está claro es a qué señales y de quién. Ahora hay una gran polarización en el proceso político de decisiones que no se sabe a dónde conducirá. Ya lo vimos este verano. Ahora hay esperanzas de acuerdo político, como ocurrió en España con la reforma constitucional o en Italia o Alemania: en Estados Unidos este verano ya rebajaron un billón su deuda gracias al entendimiento. El Gobierno de Barack Obama decidió que quería recibir recomendaciones de una comisión bipartidista para poder hacer frente al proceso de consolidación fiscal. Y ahora pueden reducir su déficit en 1,2 billones de dólares. Y es muy interesante, porque es una decisión institucional, de acuerdo, entre los dos principales partidos, cuyo resultado no podrán ignorar. Eso está bien no deben irse tan rápido hacia el ajuste fiscal porque a lo mejor esto puede provocar una caída demasiado pronunciada en el crecimiento inmediato, a pesar de que las señales a medio y largo plazo son positivas. Por eso a mi me gustaba mucho el plan económico que presentó Obama. En un espacio fiscal que había creado el propio programa, concentrarse en la creación de empleos, que es una prioridad clara y sensible. Pero todo enmarcado en un contexto de consolidación fiscal en un proyecto de diez años. Me sigue pareciendo un paquete de medidas muy bien enfocado.
Un G-20 «mediterráneo»
—Con el riesgo de contagio, ¿qué soluciones se aportaron en la última cumbre del G-20?
—Grecia e Italia fueron el centro de atención y se priorizó apagar los fuegos del corto plazo. En inglés se dice «there is life after death». Y además de afrontar los más inmediatos, hubo una decisión muy importante en Cannes como la estrategia global para el crecimiento y el empleo, porque es lo que va a prevalecer en el futuro. El problema es que si no se resuelve el tema de la deuda, es difícil pensar a medio y largo plazo.
—¿Qué opina del agravamiento de la situación de Italia?
—Esté quién esté en el Gobierno en Italia, el paquete de reformas es ambicioso. El déficit de Italia es la mitad del de algunos países grandes muy importantes y se habla de que en 2013-2014, van a llegar al equilibrio presupuestario. Aquí hay un gran avance en la parte sustantiva. La supervisión del FMI parece una buena forma para solventar un problema de voluntad, de implementación, y asegurar que un buen programa con buenos objetivos, se lleve a cabo.
Fuente: Períodico ABC, 21/11/11, Economía / suplemento empresa.
Comentarios